Le llaman "el duende", levanta pasiones, transmite sencillez y elegancia... El corzo ibérico, Capreolus capreolus; mamífero artiodáctilo de la familia de los cérvidos con estatura media, cuernas muy llamativas y un peso medio de aproximadamente 25 Kg. Desde la roseta, a través de una guía principal llena de perlas despuntan una luchadera y una corona formada por la garceta y una tercera punta: un juego en cada una de las cuernas que poseen los machos de esta especie cinegética.
Pero... rara vez no es así. Estamos ante un animal muy territorial; en la actualidad, debido a su gran expansión demográfica, distribuye sus poblaciones en diversos puntos de la geografía española tales como la Cordillera Cantábrica, Pirineos, Sistemas Ibérico, Central y Bético exactamente en Montes de Toledo, Extremadura, Sierras de Gredos, Madrid, Grazalema, de la Demanda y del Beceite, entre las más destacadas. En época de celo se celebran peleas entre los machos para atraer su harén además de obtener un territorio como dominio. En condiciones normales, hipotéticamente, un individuo necesita unas 50 Ha - hectáreas - como territorio propio, aunque en la actualidad se observan manchas cinegéticas de 1.000 Ha con más de cincuenta ejemplares. Datos muy dispares en cuanto a la proporcionalidad primera, se encuentra una gran población de corzos principalmente entre la zona alta posterior a La Alcarria - Guadalajara - y la Sierra de la Demanda - Soria.
Las luchas entre los machos generan una importante tensión entre ellos para dominar un territorio, y más cuando hay gran densidad. Antes de que un miembro macho se de por vencido y vuelva a la pelea, el macho dominante le vuelve a echar del dominio que está a punto de conseguir. Es el momento cuando el macho dominante pincha con sus cuernas en los cuartos traseros del macho vencido, desgarrándole o roturándole un testículo. Al haber gran densidad de corzos, esto se produce en aumento, luchándose más para marcar el territorio.
La pérdida de parte del aparato reproductor - monorquidia, existencia de un solo testículo en el escroto - hace que este cérvido eche las cuernas y la correa, pero... no llega a descorrear. La falta de hormonas masculinas hace que le falte fuerza para el descorreo de las cuernas, dando lugar a una "protuberancia" en forma de una cuerna única peluda denominada peluca.
El corzo, el galán del bosque que campea por montes, dehesas y olivares... se pone la peluca. Rareza del mundo animal también avistada en terrenos húngaros, que podría denominarse "descorreosis", y es que al no descorrear, este desarrolla una cuerna apelmazada de considerable porte.
Como recomendación, para conocer más acerca del corzo ibérico accede a la Asociación del Corzo Español - ACE - aquí
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