Diálogos de escultura ibérica, el Museo del Louvre en el Museo Arqueológico Nacional


En esta exposición el Museo Arqueológico Nacional acoge en sus salas de exposición permanente, por primera vez en su historia, diez obras maestras que forman parte del Museo del Louvre, de su Departamento de Antigüedades Orientales. Será el encuentro de dos importantes colecciones de escultura ibérica, la del Museo Arqueológico Nacional (MAN) y la del Museo del Louvre







Procedentes de los mismos yacimientos arqueológicos ibéricos, estas esculturas nos recuerdan los lazos existentes entre las dos instituciones desde finales del siglo XIX.

Gracias a la labor de los conservadores de museo José Ramón Mélida (MAN) y Léon Heuzey (Louvre), a principios del siglo XX se reconoció y demostró la importancia y singularidad del arte ibérico español. Tal era el interés que los arqueólogos franceses Arthur Engel y Pierre Paris enfocaron sus investigaciones hacia la cultura ibérica. Fueron ellos los que compraron para el Museo del Louvre en 1891 y 1895 las esculturas del Llano de la Consolación (Montealegre del Castillo, Albacete) y las esfinges de Agost (Alicante). En 1901 las esfinges del Salobral (Albacete) y, en 1902, se adquirieron las cabezas del Cerro de los Santos (Albacete). En cuanto a los sillares de Osuna (Sevilla), llegaron al Louvre procedentes de las excavaciones que ellos mismos realizaron en el yacimiento.

Posteriormente, en 1941, como consecuencia del intercambio de obras de arte entre los gobiernos de Francia y España, regresaron las esculturas ibéricas que acompañan a las francesas en esta exposición.

La visión de este conjunto de esculturas va a permitir al visitante acercarse a uno de los aspectos más sobresalientes de la cultura material ibérica: la escultura en piedra. Además, podrá conocer el desarrollo y la complejidad de su pensamiento simbólico. Estas esculturas estuvieron siempre relacionadas con ámbitos rituales, como los cementerios o los santuarios. Animales fantásticos como las esfinges, con cuerpo de león, alas de ave y cabeza de mujer, asumen una función protectora del difunto en su viaje al más allá. Procesiones o combates se realizan en honor al difunto heroizado o las cabezas-exvoto que se ofrendan a la divinidad para pedir o dar las gracias por una concesión. Artesanos y artistas expresan las creencias de la sociedad ibérica a través de la escultura en piedra.

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