"El Emperador Carlos V con el bastón" Ficha técnica: Autor: Rubens - Copia de un retrato de Tiziano Técnica: óleo Escuela: Española Tamaño: 183 cm x 110 cm Cronología: 1605 |
Abdicó en favor de su hijo Felipe II, viajó desde Bruselas hasta Santander... diversos enclaves fueron sus aposentos hasta llegar a Extremadura, y... a la altura de Tornavacas pronunció: «ya no franquaré ningún otro puerto, si no es el de la muerte». Carlos I de España y V de Alemania eligió entre varias localizaciones el Monasterio de San Jerónimo de Yuste, inducido por D. Luis de Ávila y Zúñiga. Antes, casi finalizadas las obras junto a la Orden Jerónima, se alojaría en el Castillo - Palacio del Conde de Oropesa en Jarandilla de la Vera, a escasos kilómetros del Monasterio.
«Deseo retirarme entre vosotros a acabar la vida, y por eso querría que me labrásedes unos aposentos en San Gerónimo de Yuste, y para lo que fuere menester acudiréis al secretario Juan Vázquez de Molina, que él proveerá de dineros, para lo cual os envío el modelo de la obra»; así es parte de la misiva Real que envía al arquitecto Fr. Juan de Ortega. La estancia más duradera de todo su reinado pese a los continuos viajes que el monarca realizaba. Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Rey de España, Nápoles, Sicilia y Cerdeña, Duque de Borgoña y Bravante y Archiduque de Austria, Duque de Atenas y de Neopatria, Marqués de Oristan y de Gorciano, Conde de Ruysellon y de Cerdeña, Conde de Barcelona y Señor de Vizcaya y de Molina; una herencia y patrimonio que su hijo Felipe II con respecto a su hijo el Infante Don Carlos pronunció las siguientes palabras: «Dios que me ha dado tantos reinos, me ha negado un hijo capaz de gobernarlos». Felipe II, hijo del Rey Emperador, dispuso todo cuanto tenía, y basándose en el modelo del Monasterio de Yuste, mandó construir el Monasterio de El Escorial, disponiendo también la habitación Real con luz hacia la iglesia, entre el oratorio y la basílica.
Sala del Emperador, habitación de la estufa... estancias del Palacio que más transitaba el monarca pese a la enfermedad de la gota que padecía el Rey; dicen las lenguas que falleció de gota, aunque fueron las fiebres palúdicas las que le llevaron a la muerte. La diversidad de oficios al servicio de la Corona dio lugar a que dependencias del Monasterio pasaran a ser utilizadas por los distintos servicios del Emperador: Luis Méndez de Quijada, único miembro de la alta nobleza española que le acompañó en su retiro; Martín de Gaztelu, su secretario; Martín de Soto, su escribano; Juanelo Turriano, su relojero e ingeniero hidráulico; veinte personas en cocina para atender las exigencias culinarias del Emperador; personal de la cava y del gallinero... Españoles, flamencos, italianos y alemanes fueron los miembros del servicio de la Residencia Imperial de Yuste.
No mucho antes de lo que sería finalmente la residencia del Emperador Carlos I, éste se alojó en un Castillo - Palacio desde el 12 de noviembre de 1556 hasta el 3 de febrero de 1557, propiedad de un noble que formó parte de su Corte, Fernando Álvarez de Toledo; Marqués de Jarandilla y Conde de Oropesa. Se trata de la fortaleza de Jarandilla de la Vera; estilo gótico y datado en el siglo XV en el que se observan construidos en sillería y mampostería dos torres circulares - carácter musulmán o moruno - y dos torres cuadrangulares - carácter cristiano. Posterior a ello, el monarca estableció sus aposentos en el Monasterio de San Jerónimo de Yuste. Según Fray José de Sigüenza de la Orden Jerónima, el 25 de noviembre Carlos I de España y V de Alemania contempló las obras: «Vio la casa y fue luego su aposento. Mostró contento de todo; alegróse mucho y dijo que el aposento estaba muy acertado, conforme a la traza que él había enviado de Flandes». Poco tiempo después, el 3 de febrero de 1557 llega al Monasterio de Yuste, siendo recibido por cincuenta y tres frailes jerónimos y un alegre repiqueteo de campanas.
Sala del Emperador, habitación de la estufa... estancias del Palacio que más transitaba el monarca pese a la enfermedad de la gota que padecía el Rey; dicen las lenguas que falleció de gota, aunque fueron las fiebres palúdicas las que le llevaron a la muerte. La diversidad de oficios al servicio de la Corona dio lugar a que dependencias del Monasterio pasaran a ser utilizadas por los distintos servicios del Emperador: Luis Méndez de Quijada, único miembro de la alta nobleza española que le acompañó en su retiro; Martín de Gaztelu, su secretario; Martín de Soto, su escribano; Juanelo Turriano, su relojero e ingeniero hidráulico; veinte personas en cocina para atender las exigencias culinarias del Emperador; personal de la cava y del gallinero... Españoles, flamencos, italianos y alemanes fueron los miembros del servicio de la Residencia Imperial de Yuste.
No mucho antes de lo que sería finalmente la residencia del Emperador Carlos I, éste se alojó en un Castillo - Palacio desde el 12 de noviembre de 1556 hasta el 3 de febrero de 1557, propiedad de un noble que formó parte de su Corte, Fernando Álvarez de Toledo; Marqués de Jarandilla y Conde de Oropesa. Se trata de la fortaleza de Jarandilla de la Vera; estilo gótico y datado en el siglo XV en el que se observan construidos en sillería y mampostería dos torres circulares - carácter musulmán o moruno - y dos torres cuadrangulares - carácter cristiano. Posterior a ello, el monarca estableció sus aposentos en el Monasterio de San Jerónimo de Yuste. Según Fray José de Sigüenza de la Orden Jerónima, el 25 de noviembre Carlos I de España y V de Alemania contempló las obras: «Vio la casa y fue luego su aposento. Mostró contento de todo; alegróse mucho y dijo que el aposento estaba muy acertado, conforme a la traza que él había enviado de Flandes». Poco tiempo después, el 3 de febrero de 1557 llega al Monasterio de Yuste, siendo recibido por cincuenta y tres frailes jerónimos y un alegre repiqueteo de campanas.
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