Toro tiene una gran tradición. Escritos historiográficos atestiguan que no solo fue anterior al asentamiento de los Romanos, sino que también fue el primer vino español que surcó los mares en la época de los Reyes Católicos; el auténtico y singular vino de Toro que alcanzaría las tierras del nuevo mundo. Adentrándonos en la historia, en la Edad Media fue considerado un bien importante en la cultura gastronómica, de hecho, le fueron concedidos privilegios reales que permitieron su comercialización.
Y tras varios siglos de tradición... El Hotel The Westin Palace de Madrid acoge la presentación anual de los Vinos con Denominación de Origen Toro; un Consejo Regulador que ampara una extensión total de más de 62.000 hectáreas, y una superficie dedicada a viñedo de aproximadamente de 8.000 hectáreas de cepas que riegan una de las zonas más singulares de nuestra península. Fomentando la plantación foránea, la densidad de población de variedades Garnacha Verdejo y Malvasía otorgan excelencia a la Denominación de Origen Toro como sello de garantía de vinos de autenticidad y calidad.
Una representación de aproximadamente 30 bodegas cuya identidad reflejan la personalidad de la uva; Ramón Ramos, Tardencuba, Liberalia, Covitoro, Pagos del Rey, La viña del Abuelo, Bodegas Fariña, Vetus, Cuatro Mil Cepas, Pagos de Matarredonda, Torreduero, Francisco Casas, Legado de Orniz, Gil Luna, Vega Saúco, Valbusenda, Bodegas Sobreño... una auténtica alfombra roja que destaca la autenticidad de la variedad Tinta de Toro tan codiciada por los santuarios hacedores de vino.
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