
Syrah; atribuida posteriormente a la regiones francesas de Burdeos y Ródano para la elaboración de vinos con clase y cuerpo, la variedad Syrah es de origen Persa, tal como enuncian estudios historiográficos y agrícolas. Un origen que suscrita discrepancias; Schiraz ciudad Persa, en el actual Irán y Siracusa en Sicilia, por las sinonimias que se le atribuye tales como Sirac, Syra, Sirah y Syrac. Fue en 1998, cuando los genetistas estudiosos de plantas Carole Meredith y Jean-Michel Boursiquot, quienes descubrieron su origen a través del estudio de su ADN; Universidad de California de Davis y L´Ecole Nationale Supérieure Agronomique de Montpellier respectivamente.

Y de repente, nos detenemos antes la copa; persistente, audaz... Una capa que rodea la copa que se traslada de la sutil y elegante opacidad al más noble manto. Profundidad en aromas; confituras, ahumados, notas especiadas, frutas rojas... Riqueza y potencial que va a otorgar vinos de larga crianza o envejecimiento. Carácter expresivo, tanicidad, de acidez amable, textura sedosa, redondez impecable para la elaboración de monovarietales como coupages entrelazados con otras variedades de uva tales como la Cabernet Sauvignon, Merlot, Tempranillo, Petit Verdot, entre las pocas que pueden arropar a la gran Syrah.
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