Regula la tensión arterial, es importante para el funcionamiento del sistema músculo - esquelético y el sistema nervioso central y previene enfermedades vasculares. Informes científicos y profesionales de la nutrición avalan los beneficios de la carne de caza para la salud. Así, mientras los estudios ponen de manifiesto estas condiciones saludables, los nutricionistas recomiendan cada vez más el consumo de este producto en sus consultas.
En el caso de los nutricionistas el último ejemplo ha sido el de la doctora Conchita Vidales, médico especialista en Nutrición y jefe de servicio de Nutrición en Asisa Care, ha avalado los valores nutricionales y los beneficios para la salud de la carne de caza. Así, la doctora Vidales ha explicado que este producto debe ser incluido de manera habitual en una dieta equilibrada, puesto que por sus características es un producto recomendable tanto en términos de salud como por su calidad nutricional.
Así lo ha explicado en el programa “Estando Contigo”, de Castilla-La Mancha Media, en una intervención junto al gerente de la Asociación Interprofesional de la Carne de Caza (ASICCAZA), Jaime Hurtado. La jefe de servicio de Nutrición de Asisa Care ha destacado que se trata de una carne con un elevado aporte proteico, y con altos valores en hierro y selenio además de en vitaminas del grupo B y aminoácidos esenciales, a lo que suma un escaso aporte calórico.
En este sentido, ha recordado que el selenio previene enfermedades vasculares, de forma que para aquellas personas que padezcan problemas de hipertensión y de colesterol alto, así como las que precisen de un aporte especial de hidratación, se recomienda consumir carne de caza y, en este caso, especialmente perdiz.
En el caso del ciervo, ha señalado que su carne es muy baja en calorías y con muy poca grasa. Así, toda la caza en general y especialmente el ciervo es muy rico en vitaminas del grupo B (B3, B6 y B12), “que son importantes para el funcionamiento de órganos como el sistema musculoesquelético y el sistema nervioso central”.
Otro aspecto destacable es la presencia del magnesio, “presente en toda la carne de caza, que es fundamental para articulaciones y también para el sistema nervioso central y el sistema cardiovascular, ya que regula la tensión arterial”. Por todo ello, ha explicado la doctora Conchita Vidales, es habitual recomendar el consumo de carne de caza a los pacientes que acuden a la consulta, tanto a los pacientes generales como a aquellos de sectores más específicos como niños, deportistas y personas con problemas de sobrepeso. A esto se suma que se trata de un producto con un gran valor nutricional y con un alto nivel gastronómico. El jabalí, el ciervo y la perdiz son algunas de las especies más consumidas.
Por su parte, el gerente de ASICCAZA ha recordado que “este producto aporta muchos beneficios, y no solo para nuestro organismo, sino también para el medio ambiente”. “Consumir este tipo de carne ayuda a regular el equilibrio del campo y los medios rurales, además de ser una especie que se alimenta en extensivo”, ha añadido.
Sin embargo, todavía no se ha generalizado su consumo en los hogares españoles. Según un estudio de la Asociación Interprofesional de la Carne de Caza (ASICCAZA), solo el 24,9% de los españoles dicen consumir carne de caza al menos una vez al año. A esto se suma un estudio científico elaborado por ASICCAZA y la Fundación Artemisan en colaboración con investigadores del Área de Tecnología de Alimentos de la Universidad de Castilla-La Mancha, que confirmó las propiedades saludables de la carne de ciervo. Así, en base a los resultados de ese estudio, este producto puede utilizar declaraciones de propiedades saludables previstas en la normativa europea.
Hay que recordar que la carne de caza es una carne ‘natural’ que procede de animales criados en libertad y alimentados con pastos y frutos silvestres y carente de residuos de hormonas y otros fármacos. Su valor nutritivo puede variar dependiendo de numerosos factores como la especie, la edad, el sexo, la procedencia geográfica, el tipo de alimentación, el estado físico e incluso la época de caza, aunque posee una serie de características comunes que la distinguen de la procedente de animales de abasto de consumo habitual.
El estudio determinó que 100 gramos de lomo de ciervo silvestre aportan, en valores medios, un alto contenido de proteínas (22 gramos), un muy bajo contenido en grasa (0,8 gramos) y valor calórico (93 kilocalorías) y un importante y variado contenido de minerales y vitaminas del grupo B. Es una carne que, además, destaca por su significativo aporte a las cantidades diarias recomendadas de minerales como el fósforo, hierro, cobre, zinc y potasio, y de las citadas vitaminas del grupo B como la riboflavina (B2), niacina (B3) y cianocobalamina (B12).
Teniendo en cuenta estos resultados, tanto el etiquetado como la publicidad del lomo de ciervo silvestre podrían –en base a la actual legislación europea- decir que “ofrece un alto contenido de proteínas, de zinc y de vitamina B12 (cianocobalamina), un bajo contenido de grasa y de sodio/sal y es, además, fuente de fósforo, hierro y cobre, y de vitaminas B2 (riboflavina) y B3 (niacina)”.
El zinc contribuye al mantenimiento del cabello, las uñas y la piel en condiciones normales; el hierro contribuye al funcionamiento normal del sistema inmunitario, y a disminuir el cansancio y la fatiga; el fósforo contribuye al mantenimiento de los huesos y los dientes en condiciones normales; el cobre contribuye a la protección de las células frente al daño oxidativo; la riboflavina (vitamina B2) contribuye al metabolismo energético normal y al funcionamiento normal del sistema nervioso; la niacina (vitamina B3) ayuda a disminuir el cansancio y la fatiga; y la vitamina B12 contribuye al funcionamiento normal del sistema inmunitario. Además. según un estudio comparativo entre la carne de caza y la de abasto publicado por la Asociación Interprofesional de la Carne de Caza (ASICCAZA), por ejemplo, el gamo contiene un 0,7% de grasa, a diferencia del cerdo o el pollo que contienen de media un 17% y un 5,5%, respectivamente. En total hay hasta siete variedades de carne silvestre con menos de un 5% de grasa.
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