La filóloga y escritora Irene Vallejo presentó en la segunda jornada de Liber, la Feria Internacional del Libro, su Manifiesto por la Lectura. Caligrafías del cuidado'. Se trata de un ensayo escrito a petición de la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE) con el que se quieren resaltar y reivindicar los valores universales de la lectura en la sociedad. Este texto forma parte de las acciones que los editores están desarrollando con el objetivo de propiciar un Pacto de Estado por el Libro y la lectura entre los grupos políticos que conviertan a España en un país de lectores.
El ‘Manifiesto por la Lectura' escrito por Irene Vallejo es un texto de gran belleza con el que la autora aragonesa ha intentado construir un alegato que "nos represente como colectivo y sirva para ayudar a un pacto o acuerdo que contribuya a favorecer a toda esa gente maravillosa que está en este viejo oficio de tejer palabras y de construir puentes de sentidos, de esperanza por encima de los abismos del presente".
A lo largo de las páginas del manifiesto, Irene Vallejo explica como la humanidad ha aprovechado el uso de una de sus grandes creaciones, la palabra, para convertirla en un talismán que permite al ser humano sobrevivir a su fragilidad como especie. "Somos la única especie que explica el mundo con historias, que las desea, las añora y las usa para sanar". A partir de ellas, y propulsado por el lenguaje y la creatividad, "hace miles de años, la invención de una sofisticada tecnología, la escritura, abrió las puertas a conservar conocimientos, ideas y sueños, a expandirlos y hacerlos revivir con cada mirada que se posa en las letras de una página".
Recuerda el ‘Manifiesto' como el número de libros que posee la familia mantiene una correlación positiva con el rendimiento escolar de un niño. "Y los colegios y las bibliotecas se convierten en espacios de oportunidad donde superar desventajas, saltar sobre los obstáculos y construirnos". "Los libros ofrecen un gimnasio asequible y barato para la inteligencia en todas las edades, y tan solo por ese motivo sería aconsejable incluirlos en la educación desde la más temprana infancia y mantenerlos a lo largo de la vida", señala.
Escribe Irene Vallejo que "a través de los libros, anidamos en la piel de otros, acariciamos sus cuerpos y nos hundimos en su mirada. Y, en un mundo narcisista y ególatra, lo mejor que le puede pasar a uno es ser todos". Según explica este ‘Manifiesto por la lectura' "el hábito de leer no nos hace necesariamente mejores personas, pero nos enseña a observar con el ojo de la mente la amplitud del mundo y la enorme variedad de situaciones y seres que lo pueblan. Nuestras ideas se vuelven más ágiles y nuestra imaginación más iluminadora".
Recuerda que los libros "no surgieron de una inspiración repentina, fueron un invento deseado y buscado. Muchas mentes de siglos distintos trabajaron para mejorarlo, explorando ingeniosas posibilidades" y así surgió un artilugio "pequeño, ligero, flexible, fácil de transportar y -en los mejores sueños- también perdurable (…) Un objeto sencillo en el que encapsular los conocimientos más complejos. Sabiduría portátil para ser guardada en el interior de una arcón o bajo la almohada, para prestar a un amigo y para acompañarnos en la aventura de un país a otro. Gracias a ese utensilio soñado, las historias de los padres cabrían en la mochila de sus hijos, junto con los recuerdos y esperanzas heredadas. Objetos que rozan la perfección, los libros han sido botes salvavidas para nuestro tesoro de palabras en los naufragios del tiempo".
Considera, asimismo, que como señaló la filósofa estadounidense Martha Nussbaum, premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales, la lectura forma parte de la preparación necesaria para vivir en democracia. Sin la lectura y sin los libros "tal vez habríamos olvidado a aquel puñado de griegos temerarios que se lanzaron a un peligroso experimento de responsabilidad colectiva al que llamaron ‘democracia'. A los médicos hipocráticos, que crearon el primer código deontológico de la historia, donde se comprometieron a cuidar quienquiera que lo necesitase (…) o los códigos legales de aquellos locos romanos que modelaron nuestra ciudadanía". "Conocer los hallazgos de nuestros ancestros nos ha inspirado ideas tan extravagantes en el reino animal como los derechos humanos, la democracia, la confianza en la ciencia, la libertad, la sanidad universal, la educación obligatoria, el valor de un juicio justo y la preocupación social por los débiles", apunta.
El ‘Manifiesto por la Lectura' apunta que el principal peligro al que nos enfrentamos es a "la desidia, el olvido, la omisión, el descuido, la indiferencia de una sociedad que no sepa amparar los libros y los eslabones de esa cadena invisible que los salva. Urge mantener siempre la imaginación en ascuas; urge apoyar a las personas que crean, forjan y expanden nuestros sueños: escribiendo, traduciendo, corrigiendo, ilustrando, diseñando, editando. A quienes dan vida a las palabras desde las editoriales, las agencias, los talleres, las imprentas, las distribuidoras. A las bibliotecas y archivos, viveros acogedores donde cultivamos el saber para el mañana de cada día. A las escuelas, donde aprendemos los rudimentos de esos trazos misteriosos que ensanchan nuestra mirada y nuestros atlas mentales. Y, sobre todo, es imprescindible cuidar a quien lee…"
La intención de la Federación de Gremios de Editores de España es utilizar este manifiesto como una herramienta de trabajo para plantear a los gobiernos, nacionales y autonómicos, y a los partidos políticos la necesidad de alcanzar un gran acuerdo que ponga en valor la lectura en nuestra sociedad, especialmente en épocas convulsas como la que vivimos.
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