El Románico Rural de la Sierra Norte, el tesoro mejor guardado de Guadalajara



La Sierra Norte de Guadalajara es una zona rica en patrimonio histórico que tiene en sus ermitas, iglesias y demás edificios religiosos del románico sus mejores joyas arquitectónicas


El arte románico se introdujo en Castilla con la primera repoblación cristiana a finales del siglo XI y, al igual que en el resto de Europa, se mantuvo como tendencia hasta la primera mitad del siglo XIII. Si bien tiene sus expresiones más destacadas en edificios religiosos como catedrales, iglesias, monasterios o ermitas, por ser éstas las construcciones de la época que mejor se han conservado hasta nuestros días, también se ve reflejado en obras civiles como puentes, murallas, castillos o torres, de los que se conservan muchos menos. Construcciones funcionales, sobrias, de gruesos muros y pilares robustos, con la piedra como protagonista, que desprenden armonía, sencillez y originalidad, se pueden encontrar en los rincones más inesperados de la serranía guadalajareña.

El grupo de acción local ADEL Sierra Norte propone un recorrido por el románico de una zona en la que ciudad, villas y pueblos esconden auténticos tesoros que no dejarán indiferente al visitante.

Dominando el valle del Henares se encuentra Sigüenza, reconquistada a principios del siglo XII por Bernardo de Agén, primer obispo de la ciudad en la Edad Media. Fue él quien propuso la edificación de una catedral ubicada entre el castillo, antigua alcazaba árabe, y la iglesia de Santa María de los Huertos, sobre las ruinas de una vieja basílica visigoda. La catedral de Santa María es un templo fortaleza, rodeado de grandes muros y defendida por dos imponentes torres. De estilo románico son su fachada principal, los grandes pilares del crucero, algunos de la nave central y todos los muros inferiores de la iglesia. Además de la catedral, datan de esta época las iglesias de Santiago y San Vicente. También se conservan parte de las murallas y algunas de sus emblemáticas puertas de acceso al casco antiguo de la ciudad mitrada.

Tras la reconquista de Sigüenza en 1124, todo este territorio se repobló surgiendo a su alrededor diferentes asentamientos en los que se erigieron edificios religiosos que hoy conforman el románico rural. Ejemplo de ello son la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción en Sauca, construida bajo el mecenazgo del Obispo don Rodrigo, o la iglesia del Salvador en Carabias, ambas con hermosas galerías porticadas, propias del románico español que servían como atrio donde se instalaba la pila bautismal y, además, como lugar de reunión del concejo. También son muestra del románico rural, la sencilla pero hermosa iglesia de Nuestra Señora de la Natividad en Pozancos o la iglesia de San Juan en el amurallado Palazuelos, la Ávila alcarreña.

Continuando el viaje hacia el norte, camino de la villa de Atienza, cruzando el rio Salado se encuentra Imón, donde aún se conservan sus antiguas salinas, que durante mucho tiempo fueron las salinas de interior más importantes de la península y cuya explotación fue concedida al obispado de Sigüenza. La sal de Imón sufragó, entre otras obras, la catedral de la ciudad del Doncel.

Otros ejemplos del románico rural, en el entorno del rio Salado, son la iglesia parroquial de San Martín Obispo en Alcolea de las Peñas, la iglesia de San Vicente en Cincovillas o la de San Julián Confesor en Paredes de Sigüenza, o el imponente castillo de la Riba de Santiuste, construido en la parte más alta del pueblo y visible a decenas de kilómetros. Este castillo de origen andalusí con elementos románicos, está formado por dos recintos amurallados almenados y flanqueados por varias torres.

En la villa medieval de Atienza se pueden visitar, además de la iglesia de Nuestra Señora del Val, las iglesias de Santa María del Rey, el Salvador, la Trinidad, San Gil y San Bartolomé, convertidas en museos donde se guardan piezas del amplio patrimonio religioso que encierra la villa.

En un paseo por el tiempo, a medida que se avanza en el camino, se encuentran los más ejemplos singulares del Románico Rural, como la ermita de Santa Coloma en Albendiego, en el que destaca su ábside y las ventanas adornadas con celosías mudéjares; la iglesia de San Bartolomé en Campisábalos, en la que destaca la capilla de San Galindo cuyo muro exterior alberga un friso único en su género que alude a las labores agrícolas; la iglesia de Villacadima con notables influencias mudéjares; la iglesia de la Natividad en Hijes, la iglesia de la Natividad en Romanillos de Atienza o la Iglesia de la Asunción de Pinilla en Jadraque.

De la época medieval, expresión de un pasado bélico y de luchas entre moros y cristianos, son las fortificaciones de Atienza, Galve de Sorbe, Jadraque o Sigüenza, este último, reconstruido después de la guerra civil convertido en parador de turismo. Sin duda lugares desde los que se pueden contemplar los paisajes característicos de una sierra que esconde, en cualquiera de los pequeños núcleos de población que la salpican, verdaderas joyas arquitectónicas que merece la pena conocer.


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