Un nuevo estudio muestra que un consumo moderado puede mejorar la salud de los mayores de 40 años


La nueva investigación, ha sido publicada por The Global Burden of Disease (GBD) 2020 Alcohol Collaborators, en la revista científica de alto impacto The Lancet. GBD es un organismo en el que colaboran investigadores de más de 156 países, con el objetivo de disponer de recursos que permitan evaluar el impacto en la salud de cientos de enfermedades y factores, entre ellos el alcohol, e incorporar este conocimiento en los sistemas sanitarios y contribuir a la implantación de nuevas políticas basadas en la evidencia




Los resultados de un estudio previo publicado en 2018 por el mismo grupo, indicaban que cualquier cantidad de alcohol tenía un impacto negativo en la salud, y que no había una dosis de consumo segura, independientemente de la edad, el país o el sexo. Sin embargo, una de las limitaciones de este trabajo fue no tener en cuenta que no todas las enfermedades afectan por igual a todas las regiones del mundo, ni a todos los grupos de edad.

Este estudio tiene por objetivo actualizar el análisis de 2018 y analizar sistemáticamente cuál sería el nivel de consumo asociado con un riesgo más bajo para la salud, teniendo en cuenta las diferencias que existen en la aparición de enfermedades relacionadas con el alcohol, entre diferentes países y grupos de edad.


Metodología de estudio

Estudio observacional: análisis sistemático de la relación dosis-respuesta entre el consumo de alcohol y 22 enfermedades asociadas, con datos de 21 regiones y 204 países/territorios, en individuos de entre 15 y 95 años.

Los análisis consideran importantes variables de ajuste, entre ellas: el grupo de referencia, sesgo “sick quitter”, edad, sexo, tipo de variable medida (mortalidad vs incidencia), etc. Una bebida estándar equivale a 10 g de alcohol, es decir, una copa de vino de 100 mL (13% vol.).


Resultados científicos

Los resultados de esta investigación no coinciden con los del estudio publicado en 2018, sino que muestran como el riesgo asociado al consumo de alcohol varía según la edad y la región de origen, ya que las causas de mortalidad más significativas no son las mismas en todos los casos.

Para el rango de edad más joven (15-39 años) el nivel de consumo que representaba el riesgo más bajo era cero o muy cercano a cero, un grupo poblacional en el que las lesiones/accidentes tienen un papel especialmente relevante.

En la población >40 años el nivel de consumo con el riesgo más bajo era ligeramente superior, de entre 0,114 y 1,87 bebidas estándar/día. En este grupo se observaba una relación de tipo “curva en forma de J” donde un consumo nulo o excesivo se asociaba con un mayor riesgo para la salud, que un consumo moderado de alcohol, un tipo de asociación que ya había sido observada por investigaciones anteriores.


Conclusiones del estudio

Los resultados representan una evidencia sólida de que para estimar el impacto en la salud del consumo de alcohol es necesario considerar diferentes factores.

En un futuro las nuevas políticas y guías de salud pública sobre pautas de consumo de alcohol, que actualmente se dirigen a población general, en función del sexo, deberán adaptarse considerando la carga de enfermedad, la cual varía según la región y la edad, independientemente del sexo.

Este estudio pone de manifiesto la complejidad para establecer recomendaciones de consumo a nivel global, como la propuesta por el estudio publicado en 2018, haciendo imprescindible considerar las características de la población, sus tasas de enfermedad, que varían según edad o región específica de la población a la que se dirigen. Para reducir la mortalidad asociada al consumo de alcohol son necesarias pautas individualizadas.

En los individuos mayores de 40 años un consumo moderado es compatible con un adecuado mantenimiento o incluso mejora de la salud. Posiblemente debido a que las enfermedades cardiovasculares son una de las principales enfermedades que afectan a este grupo poblacional, y un consumo moderado de vino en el marco de una alimentación saludable como la Dieta Mediterránea, se ha asociado con un efecto protector frente a este tipo de enfermedades.

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