Cinco de las principales etnias que conforman la riqueza cultural de Centroamérica y República Dominicana


Centroamérica y República Dominicana son territorios con una gran diversidad de gentes. En el istmo es posible encontrar diferentes grupos étnicos y tribales que configuran, en gran medida, la identidad de cada uno de los países donde habitan, siendo, además, un elemento de estudio para muchos expertos que han podido observar modos de vida y costumbres fascinantes. Un viaje de ida y vuelta permite conocer algunas de estas comunidades y descubrir sus orígenes y tradiciones





Los taínos de República Dominicana 

Los indios Taíno Arawak, valientes y habilidosos, se asentaron en el lado de la isla Hispaniola, ahora República Dominicana, mucho antes de que Cristóbal Colón y los españoles llegaran allí. Estas tribus usaban las plantas como medicina, eran agricultores hábiles y tenían el talento por las artesanías ampliamente desarrollado. En la actualidad se pueden apreciar sus pinturas y grabados rupestres en cuevas de Samaná, Bayahibe, San Cristóbal y Enriquillo. Además, numerosos objetos de la época taína se exhiben en el Museo del Hombre Dominicano, en Santo Domingo y en el Museo Arqueológico Regional Altos de Chavón, en La Romana. 


Visitar a los Bribri en Costa Rica

Alrededor de ocho tribus autóctonas se reparten en 24 territorios distintos de Costa Rica y hablan hasta seis idiomas diferentes; el pueblo Bribri es, quizás, el más conocido de ellos y habita, principalmente en las tierras bajas boscosas de Talamanca, en la provincia de Limón. Traducido de su lengua tribal, su nombre significa valiente, audaz o enérgico. Actualmente continúan viviendo de la agricultura y del cultivo y venta de plátanos y cacao, algo que también juega un papel importante en sus rituales espirituales y de sanación. La Asociación de Guías Turísticos Indígenas Bribris de Talamanca (AGITUBRIT) ofrece recorridos turísticos, con guías locales, para conocer de primera mano su forma de vida.


Los Ngöbe-Buglé de Panamá, una conexión entre dos culturas

Alrededor del 12% de los panameños tienen orígenes indígenas o se identifican con un pueblo indígena, de los siete que actualmente siguen habitando en el país; los Ngäbe, los Buglé, los Guna, los Emberá, los Wounaan, los Bribri y los Naso Tjërdi. Juntas, las tribus Ngöbe y Buglé suman una población de unos 200.000 individuos, formando el pueblo indígena más grande que comparte un territorio común. Las mujeres Ngöbe-Buglé juegan un papel importante en la tribu, ya que no solo son responsables del hogar, sino también de la agricultura y de las artesanías. Uno de los productos artesanales más típico son las bolsas de chácara, tejidas a mano con fibras naturales y teñidas con materiales naturales obtenidos en el bosque.


Los garífuna, el diverso pueblo afrocaribeño de Honduras

Aunque el pueblo caribeño garífuna, descendiente de africanos y aborígenes arahuacos, se asentó también en Belice, Guatemala y Nicaragua, es en Honduras donde tiene su mayor población actualmente. Según la tradición, los garífunas surgieron en 1635 tras el naufragio de un barco negrero procedente de África Occidental frente a San Vicente. En su cultura, las influencias africanas, francesas, británicas y españolas se fusionaron en algo muy singular, que aún se refleja en su idioma, el Igñeri. Aunque hay comunidades garífunas en muchos territorios costeros de Honduras, Bajamar, Travesía y Puerto Cortés son lugares en los que acercarse a sus tradiciones; desde los ritmos de la punta con instrumentos únicos hasta el guífiti, una bebida elaborada a partir de hierbas, raíces, especias y aguardiente.


La etnia náhuatl-pipil de El Salvador

El Salvador cuenta con tres etnias características: los kakawiras, los lencas y los náhuatl-pipil; estos últimos dieron el nombre a zonas como Cuzcatlán. Una de las mayores curiosidades de este país es que resulta muy fácil encontrar etnias que conservan su cultura y lenguaje intacto; por ejemplo, el empleo de la lengua náhuatl es habitual en zonas con presencia indígena sobre todo al occidente del país. En Juayúa y Nahuizalco, dos municipios de la Ruta de las Flores, puede conocerse la cultura Nahuat Pipil, acercándose, por ejemplo, al Museo Conmemorativo Náhuatl Pipil, que reúne información sobre los asentamientos indígenas, la historia y detalles de la masacre de 1932, acontecimiento que marcó a El Salvador.

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