La Cartuja de Talamanca del Jarama vuelve a su esplendor


La Comunidad de Madrid se encuentra inmersa en un ambicioso proyecto de restauración que devuelve a la vida uno de sus tesoros arquitectónicos: La Cartuja de Talamanca del Jarama. Este edificio emblemático, datado en el siglo XVII y declarado Bien de Interés Cultural (BIC) hace un año, ha sido objeto de meticulosos trabajos de restauración que buscan rescatar su esplendor






Las obras, que avanzan en diferentes fases, se iniciaron el 3 de noviembre pasado y se concentraron en el edificio principal. Después, la atención se ha dirigido hacia la restauración de las cubiertas del cuerpo del claustro y de dos galerías en el patio en todo un proceso que ha conllevado un minucioso estudio histórico y arqueológico.

Los restauradores de la Dirección General de Patrimonio Cultural se enfrentan ahora a los daños estructurales del tejado, que han desencadenado parciales derrumbes y filtraciones de agua debido al deterioro de algunas maderas. Se estima que la restauración no terminará hasta dentro de aproximadamente un año, con un presupuesto cercano a los 590.000 euros.

La fase inicial, ya concluida, dejó tras de sí significativas mejoras en dos cubiertas y en la capilla de La Cartuja. Además, se llevó a cabo la reconstrucción del techo de la Vinagrera en la fachada Oeste del Edificio Central, devolviendo a la vida las ocho buhardillas originales. Trabajos de impermeabilización de tejas, restauración de fachadas frontales y de carpinterías de madera y rejería metálica completaron esta etapa.

Estas labores, que se iniciaron en enero del año pasado y concluyeron en septiembre, contaron con una inversión de más de 613.000 euros provenientes de los fondos europeos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, tal y como aseguran desde la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid.

La Cartuja de Talamanca alberga vestigios del siglo IX que corresponden a un enclave militar musulmán que, con el tiempo, evolucionó hacia imponentes fortalezas medievales.

Construido en el siglo XVI, La Cartuja comprende un conjunto de edificaciones característico de las explotaciones agropecuarias de la época, pertenecientes a los monjes. «Su importancia radica en la conservación de materiales, sistemas y técnicas constructivas que abarcan desde los siglos XVI al XVIII, así como en su capacidad para reflejar la organización económica de los conventos centrada en la agricultura y la ganadería», aseguran desde la Consejería.

La Cartuja, con su bodega, edificio principal, claustro, capilla, y áreas de establos, lagar y construcciones anexas, representa un conjunto único en la región. Se han preservado áreas destinadas a habitaciones religiosas, graneros, bodegas, cocinas, cuevas, caballerizas, corrales y establos para albergar rebaños trashumantes propiedad de la orden cartuja. Estos inmuebles, construidos en ladrillo a dos alturas con estructura de madera y cubiertas de teja, se distribuyen en torno a un pintoresco patio en forma de L. Su valor paisajístico destaca en el conjunto histórico de Talamanca y comparte protagonismo con el ábside de los Milagros, la Iglesia de San Juan Bautista y la bodega del Arrabal.

Además, La Cartuja mantiene un alto valor como objeto de investigaciones científicas en arquitectura y arqueología, ya que permite reconstruir el tipo de vegetación y las actividades agrícolas que se desarrollaban en su interior.


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