Alcaraz sale del desierto californiano reforzado tenísticamente y a nivel de puntos. Es el número dos del ranking de entradas ATP, sólo por detrás de Djokovic, y el tres de la Race 2024, siguiendo la estela de Jannik Sinner y Medvedev.
Los dos finalistas venían de jugar tres sets en sus respectivas semifinales. Carlitos se dejó 2 horas y 5 minutos por los 18 minutos más de Daniil, que terminó más tarde porque su partido cerró la jornada del sábado marcada por la lluvia matinal.
Medvedev empezó más fuerte. A los 17 minutos, el marcador reflejaba un 3-0 para él. El inicio recordaba al de la semifinal con Sinner.
Carlitos estrenó su casillero y departía con su entrenador Juan Carlos Ferrero. "Hay que calmarse y ver las cosas claras, vamos", era la indicación. "Peloteo hasta que te la deje bien y entonces vas con todo", continuaba. Dicho y hecho: 'break' para el español para situar el 3-2. Puño en alto del futuro campeón, que había solventado una situación complicada.
En la grada competían en belleza Charlize Theron y Maria Sharapova. En la silla del árbitro volvía a sentarse el experimentado Mohamed Lahyani, un juez de silla que hace reír y mucho al tenista de El Palmar.
El ruso no tuvo la chispa suficiente para hacer frente a un rival superior, que le infligió la cuarta derrota en seis cara a cara entre ambos. Medvedev, con 20 coronas como profesional, no desempolva su vitrina desde el TMS de Roma, en su odiada tierra batida.
Las condiciones de juego del Valle de Coachella le van como anillo al dedo al pupilo de Carlos Ferrero. El bote alto de la pelota multiplica la efectividad de sus golpes sin tener que buscar ganadores.
A Alcaraz se le escapó una oportunidad de 5-4. Se le marchó un revés un palmo fuera. Inmediatamente después ganó el punto del torneo con un 'banana shot' que hubiera firmado Rafael Nadal en su mejor época.
La grada de la central estaba poblada de banderas españolas. La 'Alcarazmanía da la vuelta al mundo. Medvedev había llegado vivo a la muerte súbita ante un contrincante que resbala en el cemento al estilo Novak Djokovic.
El ruso no tuvo la chispa suficiente para hacer frente a un rival superior, que le infligió la cuarta derrota en seis cara a cara entre ambos. Medvedev, con 20 coronas como profesional, no desempolva su vitrina desde el TMS de Roma, en su odiada tierra batida.
"Punto a punto", le recordaba Ferrero. Su discípulo se aplicó en ello y se impuso en la muerte súbita y el segundo set fue un monólogo. Se adelantó por 3-0 y su rival decidió hincar la rodilla y encararse con algún aficionado al grito de "cállate".
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