La crisis de la covid19 ha influido en todos los sectores y el del aceite de oliva ha sido uno de ellos. Aunque en un primer momento y debido al confinamiento “hubo un incremento de consumo por el efecto de acopio y un perfil de usuario más sofisticado que se decantaba más por marcas superiores, uno de los efectos de la crisis incidió directamente en el poder adquisitivo e intención de compra, lo que provocó la caída del consumo”, comenta Juan Vilar consultor estratégico. A esto hay que añadir, que “se cerró un canal muy importante como es el Horeca y se produjeron ralentizaciones en el comercio internacional”, apunta Antonio Luque, presidente de DCOOP. Sin embargo, los momentos de transformación “siempre abren la puerta a la oportunidad y estos meses hemos visto como cientos de empresas han conseguido reducir el impacto de la situación en sus negocios, reaccionando con agilidad para adaptar sus servicios a las nuevas necesidades”, asegura Ignacio Silva, Presidente de Deoleo.
A toda esta situación se une lo que los expertos en el sector denominan una crisis de demanda “el aumento de la misma en todo el mundo ha llevado a los productores de aceitunas a seguir aumentando la producción para poder satisfacer el volumen requerido y el modelo actual está muy condicionado por la sobreoferta que se ha generado”, explica Ignacio Silva. A lo que añade Antonio Luque: “Ese incremento de la producción ataca al sector productor que es la parte más débil de la cadena, pero además hay otras circunstancias que agravan la situación como son los aranceles, las importaciones en momentos excedentarios, la falta de voluntad de lucha por la calidad y el hartazgo de los olivareros por las exigentes normativas”.
Para paliar esta situación, Antonio Luque no ve que haya una solución única, sino que dependerá de lo que “seamos capaces de hacer las diferentes partes. Por ejemplo, la implantación de la retirada obligatoria de producción, dependerá de que el Gobierno lo consiga en la Unión Europea y también tendrá que negociar para conseguir la eliminación de los aranceles estadounidenses y los acuerdos del Brexit y promover la prohibición de las importaciones. Las almazaras deberán ser cada vez más eficientes y adaptarse a las nuevas circunstancias de corto periodo de recolección y obtención de máxima calidad y en las zonas más desfavorecidas se puede hablar de potenciar las certificaciones de calidad como el ecológico”.
Para Deloleo, el aumento de la producción se debe contratacar poniendo el foco en la calidad, “hoy en día resulta complicado comprar AOVE de calidad, no porque no lo haya en el supermercado, sino porque la categoría se ha enfocado en la cantidad y el aceite de oliva se ha utilizado como un catalizador de volumen. Todo el sector debe comprometerse en trabajar conjuntamente para mejorar la calidad del aceite de oliva a lo largo de toda la cadena”, comenta su presidente. Mientras que, para Juan Vilar, también es necesario “promocionar el consumo de una manera intensa y proactiva en todo el planeta, especialmente en mercados maduros y usuarios de hasta 50 años”.
Precisamente hace apenas unos días el Gobierno puso en marcha una serie de medidas para asegurar la viabilidad y el futuro del aceite de oliva y que para Ignacio Silva “con ellas persigue la revalorización de la categoría a través de la calidad y conseguir el reconocimiento de España como el líder de la misma en el mundo”. Para Antonio Luque, de dicho paquete de medidas, “la única solución que veo inmediata y efectiva es la retirada obligatoria de producción para la próxima campaña y la de plantear ayudas para el olivar de baja producción y altos costes lo que ayudará a que se reconvierta el sector”. Y añade: “Hay otra medida gubernamental que está provocando lo contrario a lo que se supone que defiende. Nadie duda de que los agricultores perciban un precio justo por las producciones, pero esta improvisada e irreflexiva reforma de la ley de la cadena alimentaria obliga a fijar costes y no vender por debajo de ellos, lo que ocasiona problemas a la parte más vulnerable del sector que les deja fuera del mercado ya que no podrían vender nada hasta que se recuperase el precio”.
En este sentido, Juan Vilar apunta: “La intervención estatal en dichos sectores podrían hacerles perder capacidad competitiva”. “Las instituciones públicas tienen que ayudar a crear entornos económicos adecuados con sus medidas, pero en este caso es el sector privado el que tiene que buscar estrategias que le doten de mayor rango de competitividad ante un entorno global cada vez más cambiante y orientado a modelos más eficientes y rentables”, concluye Vilar.
Antonio Luque, Ignacio Silva y Juan Vilar estarán presentes en las Jornadas WOOE un encuentro virtual que se celebrará los días 29 y 30 de junio a través de Zoom y que reunirá a los más reconocidos expertos del sector del aceite de oliva. Bajo el lema “Desafíos del sector oleícola post covid19” se dará respuesta al futuro del sector, a los retos a los que se debe enfrentar y cómo hacerlo. Gracias a la plataforma virtual podrán estar presentes productores, almazaras, distribuidores y, en general, todos los pertenecientes al sector del aceite de oliva, estén donde estén.
Organizadas por Pomona Keepers, empresa fundadora de la World Olive Oil Exhibition (WOOE), e IFEMA, las Jornadas Virtuales cuentan con el patrocinio de la Junta de Andalucía, la Diputación Provincial de Jaén y la Interprofesional del Aceite de Oliva. Con dicho evento virtual tanto la WOOE como IFEMA continúan en su afán de apoyar cada vez más al sector agroalimentario español y potenciar el aceite de oliva, un producto en el que España es el mayor productor a nivel mundial y uno de los más importantes a nivel económico.
Más información en Jornadas WOOE
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