Adentrándonos en el Pórtico de la Gloria



En el Pórtico de la Gloria, el Maestro Mateo desarrolló un complejo programa iconográfico de contenido apocalíptico y salvífico centrado en la visión de la Jerusalén celeste, completando la historia de la salvación del Hombre iniciada en las portadas laterales de la catedral románica





Editorial |

El mensaje se inicia en la cripta del Pórtico, donde se representa el mundo terrenal, que necesita de los astros para iluminarse, en las claves de las bóvedas, al contrario que la nueva de Jerusalén, cuya luz es el Cordero, en la clave de la tribuna.

Los arcos laterales carecen de tímpano; en el izquierdo, de compleja interpretación, se representaría el Pueblo de Israel, en la arquivolta superior, sujeto a la ley mosaica y, en la inferior, el descenso de Cristo al limbo. En el de la derecha, se representaría el Juicio Final o el purgatorio, con las cabezas de Cristo y San Miguel en la clave, separando los bienaventurados, que son conducidos a la Gloria y los condenados, que sufren tormento.

La Gloria del tímpano central está presidida por una imagen de Cristo en Majestad, rodeado por los cuatro evangelistas y el grupo de bienaventurados. En la parte inferior, se representan ángeles con instrumentos de la Pasión y, en la arquivolta, veinticuatro ancianos afinan sus instrumentos para tocar música celestial.

La individualización de los rostros y la complicidad entre los personajes del Pórtico de la Gloria, constituyen dos de las principales aportaciones del Maestro Mateo a la historia del arte.

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Entre los años 1168 y 1211, el Maestro Mateo desarrolló un ambicioso proyecto en la catedral compostelana que supuso la conclusión del templo románico, iniciado hacia 1075 y, al mismo tiempo, su adaptación espacial y conceptual. El documento de concesión de una pensión vitalicia por parte de Fernando II de Galicia y León, fechado el 23 de febrero de 1168 y la inscripción de los dinteles del Pórtico de la Gloria, de 1 de abril de 1188, donde se deja constancia que Mateo dirigió la obra "desde los cimientos", son las dos únicas referencias coetáneas que existen sobre un personaje clave en la historia del arte que, sin embargo, mantiene un halo enigmático.

El Maestro Mateo también habría representado a los pies del Pórtico de la Gloria, un retrato de humildad, inédito en su época, que ha sido "canonizado" popularmente adquiriendo el nombre de Santo dos Croques.



El proyecto del Maestro Mateo

El Maestro Mateo completó la construcción de la catedral por su cierre occidental, salvando el desnivel del terreno con la construcción de una innovadora cripta, sobre la que se sitúa el Pórtico de la Gloria, cuyo mensaje se completa en la tribuna. Originalmente, el Pórtico se abría por una fachada exterior, que continuaba el programa iconográfico del conjunto y que fue modificada en el siglo XVI para colocar unas puertas que cerrasen el templo, que hasta entonces estaba abierto permanentemente; por fin, en a mediados del siglo XVIII, esta fachada se sustituyó por la actual, barroca, quedando el Pórtico mutilado y encajonado tras ella.

El proyecto mateano también incluyó la construcción de un coro de piedra, que ocupó los primeros tramos de la nave central y en el que se daba continuidad al programa iconográfico del Pórtico. Este coro fue derribado en 1604 y sustituido por otro de madera, hoy también retirado de su ubicación original. Así mismo, el taller dirigido por Mateo realizó la escultura de Santiago del altar mayor - hoy muy modificada -marcando con ella un eje longitudinal oeste - este en el templo, con dos esculturas sedentes de Santiago el Mayor en cada uno de sus extremos.

Todo estaría concluido el 21 de abril de 1211, año en el que tuvo lugar la solemne consagración de la catedral de Santiago.



La restauración del Pórtico de la Gloria

Entre los años 2008 y 2018, el Pórtico de la Gloria se sometió a una profunda y compleja restauración, que contó con el mecenazgo de la Fundación Barrié. Tras una fase de estudios previos sobre el estado de conservación y causas del deterioro de la obra, se procedió a las intervenciones sobre el conjunto, centradas, principalmente, en dos aspectos: corregir las filtraciones de humedad y la condensación en el Pórtico de la Gloria y recuperar la policromía original que se conservaba bajo el polvo y la suciedad. De este modo, se ha recuperado una obra cumbre del arte medieval, que ha recuperado parte de su esplendor, apreciándose restos de hasta tres capas de policromía completas y otros repintes parciales, desde la pintura original aplicada por el taller del Maestro Mateo hasta el barroco.

Lo delicado de la obra exigió la aplicación de medidas de conservación preventiva que eviten un nuevo deterioro del Pórtico de la Gloria, motivo por el cual es preciso mantener unas condiciones estables de humedad y temperatura, así como limitar el número de personas que pueden estar al mismo tiempo, en el entorno del conjunto.


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