El pasado 6 de octubre se publicó en el Diario Oficial de la Unión Europea el Reglamento por el que se inscribe la Indicación Geográfica Protegida Vaca Gallega-Buey Gallego en el Registro Comunitario de Denominaciones de Origen e Indicaciones Geográficas Protegidas
Este reconocimiento e inscripción en el registro comunitario fue posible tras un proceso de cinco años de tramitación, desde sus inicios en 2017, para dar curso y complementar la solicitud presentada en su día. Los objetivos son la protección jurídica y la puesta en valor de la carne procedente de las vacas y bueyes que se producen en Galicia, el impulso de la comercialización y el fomento del consumo de una carne excelente de calidad diferenciada, en el mercado nacional como internacional.
Este registro distintivo de calidad como IGP, es decir, Identidad Geográfica Protegida, supone para Vaca Gallega-Buey Gallego, tal como indica Jesús González, presidente del Consejo Regulador de las IGPs de Carne de Vacuno de Galicia, "el máximo reconocimiento como sello de calidad, la protección y el fomento de la calidad de nuestra carne de vaca y de buey, la generación de valor añadido para las explotaciones gallegas de vacuno y también nuevas oportunidades de mercado".
La IGP Vaca Gallega-Buey Gallego comenzó su andadura en julio de 2017, con las primeras inscripciones de explotaciones ganaderas y de los animales, cuyo proceso de engorde y acabado final dura como mínimo seis meses. Posteriormente, el 9 de febrero de 2018, el Consejo Regulador llevó a cabo las primeras certificaciones de canales en tres industrias cárnicas gallegas.
A lo largo de estos años, la IGP cuenta con 1.194 explotaciones ganaderas y 40 industrias y comerciales cárnicas inscritas. El número de reses inscritas es de 25.773 cabezas, de las cuales 1.276 son bueyes y 24.497 vacas, y, hasta este momento, se llevan certificadas 2.250 canales, de las cuales 2.127 corresponden a Vaca Gallega y 123 a Buey Gallego, que supusieron 955.425 kg de carne comercializada bajo el sello de calidad, con un valor aproximado en primera venta por encima de los cinco millones de euros.
La IGP Vaca Gallega-Buey Gallego configura todo el territorio de Galicia. Nacimiento, cría, engorde, sacrificado y troceado los canales de carne en Galicia, con el objetivo de preservar su especificidad y controlar las condiciones de obtención y faenado del producto. Los bueyes, tienen que superar los 48 meses de edad antes de ir al matadero.
La producción de carne que ampara la IGP procede de las razas existentes en Galicia, sobre todo la Rubia Gallega y las Morenas Gallegas; Cachena, Caldelana, Frieiresa, Limiana y Vianesa, además de la Asturiana de los Valles, Limusina, Rubia de Aquitania, Frisona y Pardo Alpina, así como sus correspondientes cruces.
Las canales deben destacar por su grado de engrase, infiltración grasa y conformación. Pero, previamente, en la alimentación y manejo se siguen las prácticas tradicionales en Galicia, apostando por el pastoreo y el uso de forrajes conservados como el silo y la hierba seca, complementados con harina de cereales, patatas, nabos y concentrados, en el caso de ser necesarios para lograr un bueno engorde final. La carne tiene que presentarse refrigerada, sin ser congelada a lo largo del proceso de obtención y su posterior comercialización.
Cada pieza de carne tiene que cumplir el riguroso programa de control fijado por el Consejo Regulador para ser etiquetado y comercializado con el sello de calidad de la IGP que le da autenticidad y garantía de origen, con las etiquetas de Vaca Gallega y/o de Buey Gallego.
La finalidad de la IGP es la garantía a los consumidores sobre el origen, trazabilidad y calidad, mejorando la comercialización de las piezas más características como son el chuletero, solomillo, contra, babilla, tapa, punta, morcillo, lomo bajo y alto, y falda, potenciándose así el consumo de las demás partes de la canal y su uso para obtener productos exclusivos de gran calidad.
* * *
Comentarios
Publicar un comentario