La tumba de un canónigo de la catedral de Ávila desvela una excepcional pieza de arte islámico


La catedral de Ávila escondía un curioso secreto de época islámica detrás del altar de San Juan Bautista. En una caja mortuoria hexagonal que fue depositada en un nicho abierto en un reducido hueco de la pared se depositaron en 1634 los restos óseos del canónigo y humanista Antonio de Honcala






Al abrir el ataúd salió a la luz otra pequeña caja metálica dorada, damas­quinada y nielada y decorada íntegramente con motivos geométricos, vegetales, figurados y epigráficos árabes. Se trata, según los expertos, de una "pieza única y excepcional" de metalistería islámica medieval de finales del siglo XIII cuya función originaria fue la de estuche para el cálamo y escribanía portátil.

El hallazgo lo han dado a conocer los investigadores Javier Jiménez Gadea, del Museo de Ávila, y Virgilio Martínez Enamorado, de la Universidad de Málaga, en un artículo publicado en el último número de la revista Cuadernos de Prehistoria y Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid. "Lo más probable es que se tratara de uno de los muchos objetos lujosos y exóticos que se fueron acu­mulando durante la Edad Media en los tesoros de catedrales, monasterios, iglesias, etc., ofrecidos como exvotos o regalos por fieles de diferente condición, tras haberlos obtenido, las más de las veces, como botín en campañas militares", valoran los autores.

La función última de la pequeña caja dorada fue hacer de contenedor de un pergamino rectangular enrollado que identificaba al difunto y las circunstancias del traslado de sus restos. Honcala (1484-1565), formado en la Universidad de Salamanca con Antonio de Nebrija, donde llegó a ser profesor, fue un destacado humanista y escritor de libros sobre las Sagradas Escrituras o la piedad y moral cristianas. Canónigo magistral de la catedral de Ávil desde 1531, el Cabildo quiso honrar su figura con un sepulcro destacado junto al acceso a la sacristía, que no se finalizó hasta 69 años después de su muerte.

La caja rectangular de latón, con unas dimensiones de 25 cm de longitud por 6,2 cm de anchura y 4,5 cm de altura, presenta incisiones rellenadas con niel e hilos de plata y otros elementos ornamentales y simbólicos —epigráficos, geométricos, vegetales y figurados (animales fantásticos heredados de tradiciones locales, humanos representados como halconeros y objetos y elementos heráldicos)—. Estas características la definen como un tipo de estuches portátiles de objetos de escritura (qalamdān) que se generalizaron en el mundo islámico entre los siglos XII y XV. Los investigadores señalan que se tratan de una pieza desconocida en al-Ándalus y que debe descartarse un origen andalusí de la misma.


"Por sus paralelos formales, técnicos, decorativos y epigráfi­cos pertenece, sin ningún género de dudas, al grupo de piezas metálicas, de naturaleza islámica, proce­dentes del Próximo Oriente y fechadas entre los si­glos XII y XV, que surgen de talleres iraníes, iraquíes, sirios y egipcios, durante el gobierno de diferentes dinastías (silğuqíes, ayyubíes y mamelucos)", resumen Jiménez Gadea y Martínez Enamorado en su artículo. Proponen como lugar de fabricación los talleres que se desarrollaron en esta época en la Alta Mesopotamia, conocida históricamente como al-Gazīra, muy probablemente en la ciudad de Siirt (Turquía). 

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