Seguir recuperando la Muralla de Talavera de la Reina y protegerla para el futuro son los objetivos del Plan Director de la Muralla, un documento realizado en la anterior legislatura por un equipo dirigido por el arqueólogo Fernando Cobos y que el Ayuntamiento acaba de sacar a consulta pública. Cobos es precisamente el investigador que ha certificado el origen tardorromano de la Muralla de Talavera, tradicionalmente atribuido al periodo islámico, durante sus intervenciones en el tramo del Salvador y, posteriormente, de la calle Charcón. La localización de la huella de un calzado romano en la excavación realizada junto a la iglesia del Salvador es la novedad que ha permitido este adelanto a la hora de datar la fortificación que rodeaba la Villa.
«Hemos considerado que necesita participación ciudadana, por lo menos que la gente sepa lo que es y si alguien quiere aportar alguna idea, sin que sea vinculante», explica a La Tribuna el concejal de Cultura, Enrique Etayo, sobre esta exposición pública del Plan Director.
Dividido en varios tomos, el documento recoge la planificación y características que tendrían que tener las intervenciones en el primer recinto amurallado y cuantifica también la inversión que sería necesaria. En total, casi 69 millones de euros, aunque una parte de este plan de inversiones se encuentra ya ejecutada, como las recientes actuaciones en la muralla del Salvador o en el tramo de la calle Charcón. Una gran parte de ese plan de inversiones, 66,5 millones de euros, se destinaría a actuaciones directas.
El Plan establece cinco sectores de intervención, el primero incluye Charcón-Salvador, y quedaría por intervenir el entorno de la calle Herrerías. El objetivo a medio plazo es recuperar la barbacana y muro de la barrera en todo ese ámbito y a largo plazo recuperar el recorrido intramuros y habilitar un parque arqueológico que se vincule con Entretorres.
Para completar la recuperación de este primer recinto falta todavía mucho. La Ronda del Cañillo, la Alcazaba y el entorno del Museo de Cerámica Ruiz de Luna y el tramo que conecta el Salvador con Charcón centran la mayor parte de esas inversiones pendientes.
De momento, el Ayuntamiento ha solicitado fondos de la partida del 2 por ciento cultural, los fondos del Estado para obra pública en esta materia. La intención, explica Etayo, es seguir actuando en la Muralla recuperando el tramo que conectaría El Salvador con Charcón. «Es una propuesta recogida en el Plan Director», explica el concejal, que advierte que ese documento es la guía a seguir para la actuaciones que se realicen en el recinto amurallado.
Qué, cómo y cuándo. «El Plan Director es un estudio con un guión que en caso de que se vayan haciendo actuaciones en la Muralla, esté ya definido qué, cómo y cuándo», añade. «Están definidas las actuaciones que hay que hacer y de qué manera hay que hacerlas», incide Etayo, que espera la resolución de esa petición del 2 por ciento cultural a lo largo de este año.
El segundo sector aparece en el Plan como Alcazaba-Cerámica, el tercero Corredera-Carnicerías, el cuarto Entretorres y, por último, el quinto, Ronda del Cañillo, el que menos restos de Muralla conserva. En este último sector se plantean «intervenciones de carácter arqueológico que saquen a la luz los posibles restos existentes en el subsuelo o recuperen su traza en el pavimento actual para tratar de dar continuidad y sentido al conjunto de la muralla». A largo plazo, se sugiere incluso la eliminación de algún edificio y recuperar traza de la Murallas.
El programa de inversiones contempla también el reparto por zonas de las mismas; así, al sector de Charcón-Salvador se destinarían 13,5 millones; 20,9 a Alcazaba-Cerámica; 14,2 a Corredera-Carnicerías; 9,5 millones a Entretorres; y 8,2 millones a Ronda del Cañillo.
No obstante, está planificación se extiende hasta el año 2038, que sería el momento de revisar el plan y comprobar su grado de cumplimiento.
Entre las muchas actuaciones que recoge el Plan Director de la Muralla se encuentra la de la Puerta de Mérida, que, señala el documento, «es el elemento que liga y dan sentido de continuidad del conjunto de la muralla». En este caso se atiende al escaso volumen que se conserva de la misma, que no haría posible recuperarla, aunque sí acabar la excavación para dar «una legibilidad de los restos que ahora no tienen» y estableciendo «cotas de recorrido que hagan comprensible su estructura original y su interacción con calles romanas previas y con elementos cristianos posteriores». Para esta Puerta, la única de la quedarían al menos restos, de las cinco puertas que llegó a tener la Muralla de Talavera, se contempla una intervención de casi 1,7 millones de euros.
Criterio único. El objetivo del Plan Director es poner orden en las actuaciones que se realicen en las murallas, que, como señala el propio documento en su preámbulo, «han ido sufriendo, a lo largo del tiempo, distintas restauraciones, con multitud de criterios de intervención diversos, que han complicado su entendimiento y legibilidad». El reaprovechamiento que a lo largo del tiempo se ha ido haciendo de muchos de sus tramos ha salvaguardado en parte el recinto, desaparecido en algunos tramos.
«Actualmente podemos asegurar el origen romano tardío de la muralla de Talavera a la luz de las nuevas excavaciones arqueológicas, si bien, la evolución constructiva de una muralla con 15 siglos de desarrollo, obras, reparaciones, modificaciones, demoliciones y reformas, no permite una atribución directa de las distintas estructuras actuales a periodos concretos de la historia, al menos de forma general», explica el documento, que realiza un recorrido por estos distintos periodos, así como por el estado actual del monumento.
Así, recuerda que la puesta en valor del recinto es, en realidad, reciente: «A comienzos del siglo XX la muralla estaba completamente inmersa en el entramado urbana, con casas y edificaciones adosadas a ambos lados de la misma que impedían su mera percepción».
Hay tramos, como la Corredera del Cristo, en los que la construcción está todavía en un 80 por ciento oculta, porque es «parte en muchos casos de las propias viviendas y edificios que se apoyan sobre ella». El de Carnicerías es el primer tramo rescatado y uno de los más recuperados, aunque conserva espacios como la Alcazaba todavía pendiente de una intervención que lo transforme en un espacio urbano público.
En la calle Carnicerías y en Charcón se encuentran precisamente los puntos del recinto que presentan un riesgo estructural, ya sea puntual o parcial, por posibles desprendimientos, agrietamientos o por la delgadez del muro. Unos riesgos para los que este ambicioso Plan Director propone, como para el resto del trazado del histórico amurallamiento, soluciones.
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