Jorge Ribalta y Pedro G. Romero, galardonados con el Premio Nacional de Fotografía y Artes Plásticas
Del primero, el jurado ha fundamentado la elección «en su extensa trayectoria artística, curatorial y crítica», subrayando su papel clave en la «revisión de la fotografía documental y su historiografía desde la práctica artística, la investigación y el pensamiento». En relación a Romero, el jurado ha destacado que su trabajo «logra atender, rescatar y reinsertar en nuestra esfera pública la cultura popular en sus expresiones más ingobernables», abriendo «nuevos campos en las prácticas artísticas más allá de la crítica institucional».
En la Colección Banco de España contamos con un amplio conjunto de obras de Jorge Ribalta que abarcan dos décadas de su trayectoria, desde 1998 hasta 2018, y constituyen representativos ejemplos de su inquebrantable compromiso con la reinvención de la tradición del documental, de su empeño por tratar de devolver al realismo fotográfico la densidad histórica y la dimensión política, pública, lejos de cualquier esencialismo y nostalgia.
La más reciente es la serie Restauración (2017-2018), fruto del encargo que el Banco de España le hizo para documentar los trabajos de restauración y limpieza de la fachada de su sede de Cibeles. El conjunto final se compone de 96 fotografías, organizadas en seis grupos de 16 imágenes cada uno. Se trata de un trabajo en el que desde su concepción del dispositivo fotográfico como una «máquina histórica», Ribalta retrata el edificio del Banco como un documento/monumento de la Restauración —de modo que la idea de «restauración» adquiere «un doble sentido»—, al tiempo que articula una reflexión crítica en torno a la relación o equivalencia de la fotografía y el dinero. Esta obra se incluyó en la exposición La arquitectura de Eduardo de Adaro y el Banco de España. Un mundo en transformación que pudo verse en la sala de exposiciones del Banco España del 24 de octubre de 2023 al 24 de febrero de 2024.
Restauración se enmarca dentro de un grupo de proyectos en los que el artista aborda la dialéctica en torno al documento/monumento y su uso para la producción histórica de un discurso sobre la identidad nacional. El primero de estos proyectos fue la serie Petit Grand Tour (2007-2008) que también forma parte de nuestra colección. En ella, tomando como campo de estudio el conjunto histórico-arqueológico de Tarragona, Ribalta da cuenta del papel de las ciudades monumentales en la transformación de la economía urbana, al tiempo que muestra la potencialidad de la fotografía documental como un instrumento para el análisis institucional.
En este grupo de trabajos que se sitúan en la confluencia entre historia, economía, política y cultura podría incluirse asimismo Carnac, 1 de agosto, 2008. Lección de historia (2008), obra que el artista lleva a cabo casi en paralelo a la de Petit Grand Tour y que el Banco de España adquirió en 2014. Se organiza a partir del seguimiento de una visita guiada a los alineamientos de Le Ménec, uno de los campos megalíticos de Carnac, en la Bretaña francesa, y en la misma se pone de relieve, parafraseando al propio Ribalta, que el monumento es siempre un documento donde se cristaliza o fosiliza, como ya señalaba el historiador Aloïs Riegl en 1903, la voluntad artística de su tiempo.
Además de estas tres series, en la Colección Banco de España contamos con cuatros fotografías —Sin título 549-2, Sin título 549-3, Sin título 549-4 y Sin título 550-2— realizadas por Ribalta a finales de la década de 1990. Un momento en el que su interés se centraba en desmontar la ficción del naturalismo fotográfico, todo ello mediante imágenes que preparaba cuidadosamente en su estudio y que a menudo estaban cargadas de un profundo halo poético.
Por su parte, de Pedro G. Romero, un creador heterodoxo que ha desarrollado una práctica artística híbrida articulada en torno a la construcción de dispositivos poliédricos de reflexión y producción donde lo colectivo tiene una gran centralidad, contamos con una obra perteneciente a una etapa temprana de su trayectoria. Se trata del díptico Matemática demente (1988), pieza que toma su título de la edición española de una recolección de cuentos de Lewis Carroll y en la que confronta dos imágenes en relieve de contenido aparentemente antitético: el retrato de Leopoldo María Panero, poeta fetiche del malditismo literario español y unos sencillos cuadrados concéntricos que citan un conocido modelo repetido por el pintor y profesor de la Bauhaus Josef Albers. Como nos señala, Carlos Martín, en esta obra Romero juega «con la paradoja del loco y el cuerdo, la paranoia y la lógica (Panero y Albers) para ilustrar un replanteamiento de los límites entre el pensamiento racional y el delirio». Esa relación dialéctica entre lucidez y locura, aspectos distintos pero de raíz común, queda reforzada por el material que el artista emplea para cada dibujo, azufre y acrílico amarillo que imita el azufre, de modo que, con el paso del tiempo, el retrato se altera más rápidamente, mientras las figuras geométricas permanecen inalteradas.
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