Aires de otros tiempos




Aromas de jara y bravura; venados a la carrera y jabalíes al trote entre especias y chaparros de los bravíos Montes de Toledo. El clima va y viene... frío y calor, umbría y solana mientras los almendros empiezan a cubrir de blanco su manto lleno de encanto.


Cantos inusuales que abren paso a una primavera invernal; patas silvestres que dejan su sutil huella en la nieve. Elegancia, finura... y de repente cloquea sin cesar. Las diminutas campanas del almendro iluminan su caminar entre los copos de nieve que esbozaron la panorámica más bella a últimas semanas del invierno. La perdiz nival, que después de sobrevolar por arte de magia hacia las cotas más bajas de la geografía, muestra su elegante aleteo entre encinas y olivos al abrigo del almendro.




"Tras un amoroso lance
y no de esperanzas falto,
volé tan alto, tan alto
que le di a la caza alcance"

- San Juan de la Cruz -



Y en su paso hacia el estío, el cloqueo de la perdiz rinde tributo a las trompetas de la primavera. Meses han pasado para recibir de nuevo el traqueteo incesante que inicia una primavera indecisa de vaivenes de temperatura.

Vienen aires de otros tiempos, al compás de la grulla que regresa de camino para encontrarse con el duende del sur; corzo morisco, elegante y diminuto cérvido que brinca y salta en los montes y llanuras de la bella Andalucía.


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