El sector agrícola es, pues, la base de nuestra vida, de hecho, si no fuera por el cereal, la aceituna y demás nuestra gastronomía no tendría nada de sentido. Un sector transformado en un mundo, donde, sin menospreciar otros productos de gran calidad, la aceituna, la vid y el cereal adquiere mayor protagonismo. La subjetividad reina por cualquier punto de nuestra península, ya que cierto es que son muchos los aceites que dejan una percepción olfativa y gustativa de lo más peculiar; el amor, la tradición, pasión, delicadeza, y degustación inusual hacen romper los esquemas de todo aquello subjet
ivo y ser claramente objetivo.
Tradicional, familiar y joven, así se define Hoja del Olivo. Fresco, robusto, con empaque y gran personalidad, suave e intenso en gusto, aromas a tomillo, hierba fresca y animales cinegéticos, es sin lugar a duda la impresión en nariz y boca del cariño al olivo con nombre propio. La esencia de Andalucía corre por cada hilo del aceite de oliva virgen extra Hoja del Olivo, destilando gota a gota toda la belleza, la fuerza y la nobleza(...)
Una exquisitez inusual, que sin catarla anteriormente, evoca tranquilidad aunque emoción. Degustar este aceite es adentrarse incluso en su propio nombre; probarlo en boca es palpar la marca, como si cogieras una rama de olivo recién cortada en el que el fruto se entremezcla con el entramado de hojas. Hoja fresca y aromática que goza de espiritualidad, excelencia y seduce los cinco sentidos. El alma andaluz, el oro de la vida, la joya que da nombre propio al producto nacional que llamamos "la salsa de la vida" donde su juventud y a su vez madurez hace que sea el estratega nutricional y antioxidante que nos fortalece y cuida hasta el lecho de muerte; el aceite de oliva virgen extra Hoja del Olivo es personalidad, es zumo seductor, es decorador de nuestros paladares.
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Primera Exposición OLIPREMIUM, Hotel Villamagna (Madrid) 23 de febrero de 2015. Fuente: propia |
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