Si detrás de una jara
ves más de una vara,
el monte resplandece
y la dehesa se engrandece.
Acompañado de marqueses
incluso también de otras reses,
en época de berrea
la perdiz no cloquea.
El ciervo, nuestro monarca,
la berrea del patriarca;
desde cualquier atalaya o labranza
ver su cuerna es esperanza.
Entre el jaral y el olivar,
a su alteza oirás bramar...
En celo, rececho o montería,
¡El venado! emoción y alegría.
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