Tiempo de berrea


Una encina, una jara... un risco; dehesa mediterránea, imagen bella de la península ibérica. El alba abre paso del cantar de las aves nocturnas a las diurnas. ¡Silencio! a lo lejos... el monte rompe a bramar. En la espesura del bosque mediterráneo, una mancha de encinas cobija la corona del Rey... pasan los minutos... En el claro del cereal, donde apenas tres meses antes visitó con sus aperos la cosechadora... ahí está; el ciervo ibérico. Su colosal cornamenta despunta dos hermosas coronas en cada una de sus cuernas. Detrás, otro venado a la carrera... y de repente... suenan las puntas; la pelea acaba de comenzar, la lucha por el territorio pone en jaque a las hembras... y en un abrir y cerrar de ojos... 

Cuello alzado, noble cuerna... abre la boca... la berrea; la época de celo del venado es todo un espectáculo natural. Las peleas incesantes de los machos se juegan un territorio y un harén. Las hembras se agrupan; sencillas y elegantes campean y pastan bajo la encina. La incesante brama y el chocar de las cuernas hacen eco y hacen vibrar de alegría pequeños canchales en lo alto de una atalaya. Monte bajo, bosque, cumbres... los machos se distribuyen por todo recóndito lugar. Uno brama, otro también, otro...berrea más fuerte. Los jabalíes apenas se contonean por el jaral; pequeños rugidos detrás de un matojo que no quitan protagonismo a los cérvidos.


Una labranza caída, una hembra con su cría; apenas con un año de vida, oye a su progenitor berrear. La vida se abre paso en las generaciones; algunos con cuernas sencillas, otros...simplemente dos puntas. la juventud cérvida siente con pasión el orgullo de bramar, que pasen los años... la sucesión de la Corona del bosque se hace inminente... y después de unos cuantos otoños... el pequeño cervatillo que con dos puntas brincaba cerca de la madre ostenta el título más grande. Pelea, brama, berrea... el territorio conquistado más espectacular de todo monte y serranía.




Lunares, brincos de dama... el Gamo; la corte del monte exhibe sus palas. Poco más de veinte días de la berrea del ciervo, comienza su ronca. Sutil y elegante gruñido que deleita los pasos de las hembras con ese traje de luces.


Una cuerna, un sentimiento; la ambición por llegar a lo más alto nos lo transmite la propia naturaleza mediante la fauna; el ciervo conquista el bosque después de luchar y berrear. Evoca a la sensación natural de ir "Tras la estrella más alta", obra literaria de la cinegética española de la mano de Dn. Ricardo Medem San Juan. El venado, imagen alzada, la fuerza de sus pulmones que atraen a las ciervas se oye hacia el horizonte... la época más preciada que cambia el verano por el otoño; tiempo de escuchar el bramar del monte... tiempo de berrea de su alteza Real.




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