En la obra cumbre de la literatura universal española, se escuchaban clarines y timbales en el ulular del viento, pues, «en un lugar de la mancha de cuyo nombre no quiero acordarme», con una pluma y un candil, el arte del toreo se abría paso entre las aspas de aquellos molinos de viento. «En la mitad de una gran plaza dar una lanzada con felice suceso a un bravo toro: bien parece un caballero armado de resplandecientes armas pasar la tela en alegres justas delante de las damas; y bien parecen todos aquellos caballeros que en ejercicios militares, o que lo parezcan, entretienen y alegran, y, si se puede decir, honran las cortes de sus príncipes».
Miguel de Cervantes Saavedra
Ingenioso Hidalgo D. Quijote de la Mancha
- Parte 2, capítulo 17 -
Tauromaquia, arte y cultura que se remonta a la Edad de Bronce. Tradición, respeto, tolerancia, pasión, maestría, economía sostenible, desarrollo profesional y medioambiental, y responsabilidad social por preservar el patrimonio histórico artístico; valores que marcan la esencia de la huella, identidad histórica con pasión futura.
Volandas del capote,
rejones al trote;
paseíllo y victoria
con maestría y alegría.
Rejoneadores, novilleros,
toreros;...utilleros...;
cualquiera es respetable
en este arte tan honorable.
Larga cambiada, chapopinas,
verónicas o chicuelinas...;
arte, historia, cultura,
y reses de gran hechura.
El toro, imagen bella,
toreros... esencia de la huella.
Tauromaquia de tradición,
con mucho amor y pasión.
Pintura, escultura, literatura, moda y sastrería... sin dejar atrás la gastronomía; disciplinas que arropan el arte más querido, donde la sociedad aclama con fervor y alegría...¡Olé! ¡Maestro! ¡Viva la Fiesta Nacional!
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