A fecha de 15 de octubre del año 1297, aparecieron una serie de documentos en los que, por aquel entonces, se enumeraban un conjunto de tierras compartidas entre los vecinos y la villa de Canencia. Pocos siglos después, en el siglo XV, S. A. R. Juan II de Castilla descubrió en esta villa una mina de plata, cuya explotación siguió hasta bien adentrado el siglo XIX... Muchos son los fragmentos de la historia que envuelven a esta localidad del Norte de Madrid, Bustarviejo, que además recibe el sobrenombre de pueblo de la Reconquista por las sepulturas árabes encontradas en las inmediaciones de este pueblo de singular belleza. Lugar transitado por la Corona, reflejado así mismo en la literatura en la obra "Libro de la Montería de Alfonso XI".
Desde su fundación, formó parte del Sexmo de Lozoya, perteneciente a la Comunidad de Villa y Tierra de Segovia, sufriendo las tensiones propias de un pueblo de frontera con la poderosa familia Mendoza, dueña de Buitrago y el Real de Manzanares, y el no menos poderoso Arzobispo de Toledo, dueño de la Tierra de Uceda.
Enmarcado en un pequeño valle rodeado de montañas, Bustarviejo es un paseo por la historia que invita a la reflexión y a la paz interior. Monumentos singulares como la Iglesia de la Inmaculada Concepción, Ermita del Cristo de la Peña y la Ermita de Nuestra Señora de la Soledad, construidas con nobles y sobrias piedras de mampuesto y esquinazos y dinteles de sillería. Un escenario natural, donde la piedra juega un papel fundamental: junto a la Iglesia parroquial, se alza el consistorio, datado en 1770, que por aquel entonces sirvió de granero, bodega incluso de otros menesteres procedentes de los diezmos, la agricultura, y la ganadería; del siglo XV, la Iglesia de la Inmaculada Concepción alberga en su interior frescos y enterramientos medievales de actual descubrimiento; Ermita del Cristo de la Peña, única en la región cuya construcción fue una auténtica excavación con herramientas manuales; maestría de cantería en la Ermita de Nuestra Señora de la Soledad, cuyo conjunto arquitectónico abraza la última cruz del Vía Crucis. Un patrimonio artístico arquitectónico rodeado de una naturaleza caracterizada por la biodiversidad donde los canchales y los afloramientos rocosos adquieren protagonismo.
Imaginación, recuerdo... pasear por Bustarviejo en invierno es captar por el olfato el añorado olor a leña, que desde antaño calienta los hogares de sus gentes. Pisar y palpar piedra, fruto de la maestría cantera, te hace sentir la esencia de hombres que fraguaron su historia.
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