Arte hecho a medida; in memoriam

«Ser torero implica un fondo de sentimiento, una manera de ser y vivir que distingue. A los de verdad les conoces hasta en la calle». Torero de toreros, maestro de maestros, gran persona de quien aprendimos muchos... consideraciones merecidas a lo largo de su carrera personal y profesional; humilde, de gran corazón que nos transmitió mucho con auténtico sentimiento. El arte hecho a medida, una forma de ser cuya mirada a cautivado a generaciones, siendo el toreo y el cariño la mejor enseñanza de su legado artístico.
José María Dols Abellán, popularmente conocido como José María Manzanares. Una vida de toreo que dio a luz en el barrio alicantino de Santa Cruz. Allá por el año 1953, un primaveral 14 de abril, dentro de muy poco sería la lentejuela más brillante de toda floración. Sería en 1969 cuando se viste por primera vez de luces, en la capital de la montería española, Andújar, de la provincia de Jaén; entre el albero y el paseíllo vieron un joven Manzanares con ilusión, entrega, garbo... para las reses de Francisco Sánchez. En apenas tres años... un caluroso 24 de junio del 71... la Monumental de su Alicante natal demostró su torería con los elegantes lances a la verónica que le han acompañado a lo largo de su carrera; día grande, momento de alternativa, de la mano de Luis Miguel "Dominguín" y Santiago Martín "El Viti" como testigo. Tarde épica con seis astados de Atanasio Fernández; dos orejas y el rabo a la res cedida por su padrino "Dominguín".
«Gallo de noche, gallo de día»  
A lo largo de su carrera... templanza, maestría, torería, personalidad... coraje y aplomo, la mejor cosecha de triunfos que le han otorgado un lugar privilegiado en la historia del toreo; máximo triunfador de la Feria de San Isidro en el 77, faena histórica en el 78, puerta grande en la Real Maestranza de Sevilla, dos orejas en la Monumental de México en el 85, cinco trofeos encerrado ante seis astados en el 85 en el albero alicantino, dos orejas en la Monumental de Las Ventas en el 93, gran tarde de toros en su reaparición el 11 de junio de 2004.... Éxito tras triunfo, tardes aclamadas de gran expectación... y de forma inesperada... el 1 de mayo de 2006 sería su hijo José María quien le cortara la coleta para despedirse de los ruedos.

El albero más entrañable, familia y amigos, que arropado por los suyos, y brindando el toro más difícil de su vida nos dijo adiós con la misma maestría cada vez que salía a los ruedos; sonrisa, mirada noble, sencillo... De ti aprendimos mucho, conocimos tu lado más entrañable dentro y fuera de los ruedos, querer al toro, amar a tu gente; de la misma manera nos despedimos de ti, amándote, queriendo la tauromaquia.

A ti, maestro, el arte que nos has demostrado con tu forma de ser, la concepción artística del toreo con máximo respeto y elegancia. Después de dos años que te fuiste al azul, aquel 3 de noviembre de 2014, tu sitio sigue con nosotros, por hacernos sentir toreros en cualquier aspecto de la vida, por el legado que nos dejaste... Nunca borraré de mis recuerdos cuando con apenas 6 años iba de la mano de mi padre y mi abuelo a verte a Las Ventas; el hombre y el toro, acero y cuero, el sacrificio a base de esfuerzo y constancia y de repente... plumas blancas se apoderaron y te sacaron por la Puerta Grande aquel 12 de mayo del 93. Tú forjaste el arte, y... el arte se hizo a medida. Los ángeles del cielo te otorgaron el lugar privilegiado que nosotros te dimos, porque el arte tenía su justa medida; Tú, José María Manzanares.

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