Santo Domingo... "y la gallina cantó después de asada"


Cuenta la leyenda... «Un matrimonio alemán y su hijo Hugonell, procedentes de Xanten, caminaban en peregrinación a Compostela. En su recorrido hicieron un alto en Santo Domingo para venerar las reliquias del fundador. Se alojaron en la posada,  y la hija de los mesoneros se enamoró del joven, que la rechazó. Ella, despechada, quiso vengarse escondiendo una copa de plata entre las pertenencias del muchacho, puesto que el robo de plata estaba castigado con la muerte. Cuando la familia se disponía a retomar el viaje, ella denunció el hurto. Hugonell fue apresado, juzgado y ahorcado conforme a la ley. Antes de seguir camino hacia Santiago, treinta y seis días después, los padres quisieron despedirse de su hijo y volvieron al lugar en que había sido ajusticiado. Allí lo encontraron vivo,  y le escucharon decir cómo el Santo sostenía el peso de su cuerpo con sus manos para evitar que se ahogara. Atónitos, corrieron a casa del juez, le contaron el milagro y le pidieron que liberara al inocente. El juez, que ofrecía entonces una comida, les contestó incrédulo que su hijo estaba tan vivo como el gallo y la gallina asados que se iban a servir en ese momento. Inmediatamente, las aves se cubrieron de plumas blancas, se levantaron de la bandeja y el gallo empezó a cantar, dando fe de la inocencia del joven  y de la veracidad del milagro. Hugonell y los animales fueron llevados en procesión hasta la catedral, el joven dio gracias ante el sepulcro del Santo, y el gallo y la gallina fueron instalados frente al mausoleo».




Conjunto histórico de singular belleza, donde el tiempo se para por completo para contemplar la santificación traducida en arte. Un lugar donde la relajación invita al descanso; un remanso de paz entre muros repletos de historia. Catedral de Santo Domingo, conocida como Catedral de El Salvador, de once capillas que rinden culto, es el reflejo vivo de la historia arquitectónica; seis siglos que avalan el arte, desde la segunda mitad del Siglo XII hasta bien entrado el Siglo XVIII. Su torre exenta, cuyas obras concluyeron en septiembre de 1765, tiene 69 metros de altura y responde al modelo barroco riojano de los últimos tercios del siglo XVIII. Cuerpos, cornisas, frisos decorados, pináculos; ornamentación exquisita que defiende el tiempo con la esfera del reloj que marca el paso, obra del herrero Martín Pasco realizada en 1780.


Y... a escasos metros;  el antiguo hospital de Peregrinos que fundó Santo Domingo. Datado del siglo XV, está situado en el mismo emplazamiento que el primitivo hospital de mediados del XI. Su planta en forma de basílica. tres naves arqueadas, ventanal del siglo XVIII y la imagen santificada de Santo Domingo en hornacina, abren las puertas a la historia y a la cultura, que desde 1965 hasta el día de hoy forma parte de Paradores de Turismo para embaucar al visitante y hacerle participe en los cinco sentidos.


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