Natural de Guipúzcoa en febrero de 1689 y educado en el Colegio de Francia, con apenas 12 años se embarca en la escuadra francesa en calidad de guardia marina bajo las órdenes del Conde de Toulouse, Luis Alejandro de Borbón, hijo del Rey francés Luis XIV. Pero... la Guerra de Sucesión entre Felipe de Anjou y Carlos de Austria, con el ánimo de recuperar Gibraltar que estaba tomada por las fuerzas anglo holandesas, dio lugar a la gran participación que tomó como protagonista a Blas de Lezo. La escuadra franco española formada por 51 navíos, 6 fragatas, 8 brulotes y 12 galeras; su valor, maestría y actitud ejemplar le valió su ascenso militar así como una serie de privilegios otorgados por la Corona de Felipe V.
A lo largo de su trayectoria, participó en la defensa de la base naval francesa en la flota del Príncipe Eugenio de Saboya; Capitán de fragata en una de las naves del puerto francés de Rochefort; Capitán de navío permitido por Andrés Matías de Pes Marzaraga, geógrafo y cartógrafo almirante de la Armada Española... Innumerables participaciones, títulos y condecoraciones, que a día de hoy le conceden un lugar de privilegio en la historia de España; el gran invicto de todas las batallas.
Un importante legado en la historia de la Marina Española; incluso llamándole medio hombre debido a las sucesivas heridas de guerra a lo largo de su vida en la que perdió una pierna un ojo y un brazo, le valieron gracias a su gran carácter y personalidad de ser un incansable militar, siempre buscando la ambición y el afán de superación. En la actualidad, se le rinde homenaje y tributo a una de las naves de la Real Armada Española con la Fragata Blas de Lezo F-103 y que en la madrileña Plaza de Colón se exhibe una escultura en bronce del Teniente General Blas de Lezo, talla única de la mano del artista Salvador Amaya.
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