El primer chateau de Rioja, el emblema de calidad donde la historia arropa los vinos más exclusivos que se degustan por toda la geografía. Marqués de Murrieta, una bodega familiar que comienza en 1852 el mito de vinos de leyenda. Nos enmarcamos a mediados del siglo XIX, momento en el que Luciano de Murrieta trae las técnicas de elaboración y crianza aprendidas en la capital francesa de Burdeos y que posteriormente denominará a su joya más preciada Castillo Ygay, cuna de los vinos Marqués de Murrieta, y que a día de hoy la familia Dalmau Cebrián - Sagarriga mantiene y desarrolla el legado histórico del vino de Rioja.
A veces hay que cambiarlo todo para que todo siga igual
Vicente Dalmau Cebrián - Sagarriga
Conde de Creixell, Presidente Marqués de Murrieta
Situada al sur de la Rioja Alta, las 300 hectáreas que configuran el entorno natural del Castillo de Ygay enmarcan con más absoluto respeto y cariño siete variedades de uva; Viura, Malvasía, Tempranillo, Mazuelo, Graciano, Garnacha, y Cabernet Sauvignon. Con ellas se elaboran los caldos más exclusivos para momentos inolvidables.
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| Fotografías y textos: EVC & IBB - Argataca made in Spain |
La cata celebrada en la visita enoturística, estuvo protagonizada por tres de sus joyas. Capellanía Marqués de Murrieta, añada 2012, intensa explosión de aromas en la que destacan los toques cítricos y la acidez de la fruta; naranja amarga, ralladura de limón... fresa ácida. Un vino envolvente, que recuerda a un tinto de forma muy sutil por su gran personalidad, el maridaje perfecto para carnes rojas y tabla de ibéricos. Marqués de Murrieta Reserva 2013 de elegante opacidad, un vino con cuerpo, cierta rebeldía que se nota en los toques de frutos rojos silvestres de su cata. Recuerdo a la flor de jara en el carácter mentolado que aparece en su fondo; el compañero para la degustación de pastas, carnes rojas y patés. Y de repente...Marqués de Murrieta Gran Reserva 2010 Limited Edition. Sutileza en nariz, excelencia en boca. Notas de torrefactos, chocolate, frutos rojos muy intensos que se acentúan en su paciencia en copa. Lágrima pronunciada, un vino con un anillo en su impresión visual que representa el puro azabache. Ciertas notas de cuero, un vino corpulento que se hace a sí mismo. La pareja de ceremonia para la pechuga de pato curada al humo de sarmiento de Viura, virutas de foie y pistacho; una degustación maridaje que se pudo comprobar in situ durante la cata.
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