Tesoro del Real Monasterio de Sigena


Con una prelatura independiente desde la Edad Media, en el año 1188 hasta la segunda mitad del siglo XIX en 1851, el Real Monasterio de Sijena dependía de la Santa Sede. Fue entonces, cuando en 1870 se publica y se hace efectivo el Concordato de 1851 firmado por Pio IX  y la Reina Isabel II; un reglamento que otorga sin duda alguna de forma vitalicia a ser el propio Monasterio propietario de sus bienes artísticos patrimoniales.

Declarado Monumento Nacional, tesoro de singular belleza; enmarcado en la localidad oscense de Villanueva de Sigena, se alza el Monasterio que data del siglo XII. Mandado construir por Doña Sancha, reina consorte de Alfonso II de Aragón, destinado a la Orden de San Juan de Jerusalén, en un conjunto arquitectónico de estilo románico, fundada el 23 de abril de 1188.

Cuna de Sigena - Parte del Tesoro de Sigena

Las fundadoras, procedentes muchas de ellas de la realeza y de linajes nobles aragoneses; Ozenda de Lizana, Urraca de Entenza, Toda Ortiz, Elisenda de Querol, Inés de Benavente, Teresa Jiménez de Urrea. Ésta última, sucedida por la hija del Rey Jaime II de Aragón. Un Tesoro constituido por pergaminos, testamentos, libros, legajos, arcas, muebles y enseres... Una colección artística única en el mundo desde los inicios de la Edad Media hasta nuestros días.


Con una planta en forma de cruz latina, una nave y un extenso crucero... tres capillas absidiales a la cabeza; entre sus muros de piedra reposan en tumbas reales la reina Sancha de Castilla, el rey Pedro II y la condesa Leonor de Aragón. Un conjunto histórico aquitectónico románico separado asimétricamente por un monumental paramento barroco; belleza románica, equilibrio artístico... auténtico tesoro entre el convento y el palacio prioral, sin dejar atrás el claustro cuyas piedras son participes de la historia.


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