Dignidad del vino; auténtico Miguel Torres


Dícese de dignidad la «cualidad del que se hace valer (...), se comporta con responsabilidad, seriedad y con respeto hacia si mismo y hacia los demás (...)». Y de digno, su santo nombre; identidad, carácter, personalidad... forma de ser única que le distingue de la más absoluta perfección, Santa Digna. Porque el vino tiene nombre propio, tiene un significado intenso, pleno... estructural, auténtico Miguel Torres.

Enmarcado en el denominado Valle Central de Chile, la variedad tinta por antonomasia de la viticultura mundial adquiere protagonismo inusual. Cabernet Sauvignon, que dibuja la perfección natural del viñedo chileno junto a otras variedades viníferas.


Y después de un envejecimiento de 12 meses con 6 meses en barricas de roble francés... Reserva de excelente intensidad cromática que recuerda a la picota. Elegante, impresión de aromas a copa parada; plenitud expresiva. Carácter afrutado, con notas que evocan a frutas maduras y carnosas, compotas. De gran persistencia y elegancia, es un vino con clase, que tiene cuerpo; expresa su alma. Personalidad aterciopelada. Buquet embriagador clásico con toques de innovación; una evolución en copa que desprende toques de eucalipto en su fondo a la vez que se representan de forma sutil suaves desprendimientos de mermelada de higo. Finura, excelente paso en boca... y de repente se pone la noble capa tono azabache para guardar bajo su manto la combinación perfecta; maridaje que armoniza a las carnes rojas, arroces caldosos, incluso la más selecta representación de platos del arte de la cinegética como el corzo trufado, venado en escabeche o jabalí con salsa de arándanos.




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