Illa illa illa! Padilla maravilla

Uno de los máximos exponentes de la tauromaquia; torero, pirata y ciclón. Toreo clásico y de vanguardia que caracteriza a una de las figuras más influyentes de las últimas dos décadas en el albero. Tras tomar la alternativa en el ruedo de Algeciras de padrino Pedro Castillo y como testigo El Niño de la Taurina en 1994, confirmó el año siguiente en el 95 en la Monumental de Las Ventas de Madrid siendo padrino Frascuelo y Juan Carlos Vera Orea en calidad de testigo; más de dos décadas en la arena de los sueños.

Inconfundible Padilla, cuya vida y obra se caracteriza por la tauromaquia de autor. Encaste Albaserrada, Juan Pedro Domécq... diferentes morfologías, una sola pasión; el toro bravo. Tras nacer en la capital del vino por excelencia, Jerez de la Frontera, aquel 23 de mayo de 1973, su vida ha sido plenamente dedicada a sus dos grandes referentes, familia y campo. Familia, en la que el diestro engloba también a sus amistades dada su gran cercanía y cariño; campo, realmente lo concibe como una fusión de arte y cultura.

Y rompió a caminar la seda, se cambió por el percal; franela noble que se cruzó con la muleta en el tercio de banderillas al violín y de dentro hacia afuera. Sublime estocada a un astado veleto, astifino, bien entrado de pitones y con hechuras. Torero y público hicieron ciclón; la puerta se abrió al son del viento huracanado. A hombros salió el pirata de la más bella de las justas en tierra alberiza llamada tauromaquia.

ARGATACA made in Spain no podía dejar pasar por alto estas líneas, que dedicadas al maestro ya en su último año en los ruedos tras sus emotivas despedidas en las diferentes plazas de toros - que además ha sido galardonado con el Premio Nacional de Tauromaquia 2018 -, siempre recordará al Ciclón de Jerez como un símbolo de la tauromaquia en la que se entrelazan valentía, nobleza, templanza y torería. Ya lo vaticinó Juan José Padilla en una de sus citas para la historia, "el sufrimiento es parte de la gloria", y es que para llegar a lo más alto a veces hay baches que hay que sortearlos con arte a base de franela y muleta, y una buena seda blanca para salir a hombros por la madera de los sueños.


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