Una reunión, comida... entrantes vs aperitivos; ¿Con qué acompañamos? Llevar a cabo un networking implica no solo disciplina y protocolo, sino también cuidar nuestra nutrición y no sobrepasar límites alimenticios por motivos de dieta alimentaria o de no querer excederse. Pero, ¿agua o vino? ¿es bueno mezclar mineralidad vs energía?
Partiendo de la base que el alcohol engorda pero en menor proporción que el azúcar, fécula, arroz y el propio pan blanco, es importante destacar que el alcohol crea un aporte energético singular que hace que nuestro organismo lo utilice de forma prioritaria, y en el momento de la ingesta de alcohol, nuestro cuerpo no utilizará sus propias grasas de reserva como motor del organismo. Por otro lado, el agua es un aporte mineral rico en sales, que en cuya composición está constituido por Bicarbonatos, calcio, magnesio, potasio y sodio; es por ello que el alto contenido energético del vino y la mineralización débil del agua apenas son compatibles.
Mantener una dieta sana y saludable es síntoma de tener una alimentación excelente, y eso se debe a que durante el día hay que estabilizar el organismo a través de la bebida de líquidos de mineralización débil, es decir, agua. Pero... ¿y el vino? el agua es aporte constante de sales y minerales que facilitan la ingesta de los alimentos. El vino hace una acción metabólica lenta, puesto que el propio alcohol es absorbido por los alimentos y hace que la digestión de estos sea más fácil, lenta y por consiguiente, favoreciendo al organismo.
Incompatibilidad nutricional. La mezcla de agua con vino hace que el propio alcohol contenido en el vino se diluya y esta mezcla de bebidas va a dar lugar a que en vez de combinarse de forma óptima con los alimentos se metabolice de forma muy rápida; a diferencia, un acelerado metabolismo por la saturación de líquidos en los que se fusionan constantemente minerales con la capacidad tánica y energética del vino, hace que esta saturación pase directamente a la sangre sin que sean absorbidos por los alimentos en la digestión, produciéndose por consiguiente el efecto de beber en ayunas y provocar al organismo el engorde.
Carnes y pescados, prótidos o lípidos; y el mejor acompañante... desde el inicio hasta el final, vino o espumoso. Los vinos blancos son sin lugar a duda los que menos taninos tienen, y posteriormente con más proporción, los vinos rosados y tintos. ¿Pero que son los taninos? son compuestos fenólicos que determinan color, aromas y estructura y se encuentran principalmente en el hollejo de la uva, es decir, la piel que recubre el fruto. Mantener una dieta equilibrada es poder y querer ingerir todo tipo de alimentos pero en proporciones óptimas aptas para nuestro organismo. Vinos blancos, tintos y rosados pueden consumirse con total naturalidad; encontrarse en proceso de adelgazamiento se pueden consumir igualmente, aunque por su carácter digestivo y características afrutadas y aporte energético suave debido a su persistencia es conveniente el consumo de espumosos tales como cavas y champagne, cuya acción metabólica con los alimentos la hace más fácil y lenta.
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