Enmarcado en el edificio Villanueva del colosal Museo Nacional del Prado madrileño, llega uno de los fenómenos más singulares y llamativos de vanguardia. Ya, en su 200 aniversario de la apertura del Museo del Prado, es esa conversión, fusión y transgresión del arte, en el que la escultura recibe una entrada triunfal.
Alberto Giacometti, escultor; adherido en la incursión surrealista cultural, aporta una progresión de lo real a lo imaginario. Una exposición temporal que saca a la luz el arte concebido como un único y simultáneo lugar de confluencia del tiempo pasado y presente, avalando así en sus obras la atemporalidad de la figura humana como modelo de representación para el arte de todos los tiempos.
Un paseo póstumo de la escultura de Giacometti. El recorrido, comenzado en la emblemática sala de Las Meninas de Velázquez, un conjunto de figuras escultóricas representadas en La Piazza, se prolonga hacia el resto de las obras transcurridas y representadas a lo largo de las 6 estancias del Museo por excelencia español.
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