Jan Metsys "Susana y los viejos"

El Museo de San Telmo de San Sebastián, gracias a un acuerdo de colaboración con el Museo Lázaro Galdiano, presenta por primera vez en Madrid la pintura de Jan Metsys, Susana y los Viejos. Una reflexión sobre poder y género. 

Este bello ejemplo de la pintura flamenca más italianizante nos suscita una reflexión sobre la idea patriarcal de la tentación.

La referencia literaria de esta pintura la encontramos en el Libro de Daniel del Antiguo Testamento. Susana era una bella mujer, esposa de Joaquín, un hombre rico e influyente muy respetado por la comunidad. Dos ancianos de alta reputación que habían sido nombrados jueces comenzaron a frecuentar la casa del matrimonio. Cautivados por el atractivo de la mujer, los hombres aprovecharon su posición para intentar forzar a Susana. Una tarde, durante su habitual baño en el jardín de su esposo, los jueces la sorprendieron, ofreciéndola dos únicas opciones: o cedía ante sus proposiciones sexuales o sería acusada públicamente de adulterio. Ante su negativa, Susana fue llevada a juicio y, pese a la falsedad de los cargos, la influyente voz de los ancianos hizo que fuese condenada a muerte. La flagrante injusticia se reparó gracias a la intervención divina.


La pintura de Jan Metsys –hijo del famoso pintor de Amberes Quentin Metsys– ilustra el momento más dramático del relato, aquel en el que los ancianos, sabedores de su mayor fuerza, aprovechan la vulnerabilidad de Susana para forzar su voluntad mediante el chantaje.

Esta escena, literaria pero verosímil y hasta de triste actualidad, fue muy representada durante los siglos XVI y XVII pues permitía a los artistas mostrar un sensual desnudo femenino que, además, ilustraba un relato bíblico con fuerte mensaje moral. Ofrecía también la posibilidad de crear llamativos contrastes entre la juventud de Susana y la vejez de los jueces, la ingenuidad y la lascivia, el rechazo y el deseo. Y de algún modo apelar al espectador para que asumiera, o asuma aún hoy, su propio papel en la historia. ¿Seremos vulgares mirones? ¿Condenaremos a la joven?



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