El pasado miércoles 24 de junio Loro Parque conmemoró el 10º aniversario del rescate de la orca Morgan. Aprovechando la ocasión, el Parque ha subido un emotivo documental a sus redes sociales en el que narra su historia de superación y supervivencia, así como un reportaje en el que los protagonistas del rescate cuentan su experiencia. Además, ha querido llamar la atención sobre las graves consecuencias que tiene el ruido submarino en la vida de los cetáceos, siendo este una posible causa de la sordera que padece Morgan.
Aunque esto no puede saberse a ciencia cierta, cada vez son más los cetáceos que aparecen varados con problemas de audición. Y los científicos han demostrado que el ruido que provocan las actividades humanas en el mar está perturbando los paisajes sonoros subacuáticos, a los animales y los ecosistemas marinos.
Por eso, Loro Parque asegura que es hora de pasar a la acción para protegerlos de los efectos negativos del ruido, algo en lo que ya trabaja Loro Parque Fundación a través de diferentes proyectos. Uno de ellos es la demanda de extender la moratoria de sonar militar de media frecuencia en Canarias a toda la Macaronesia, en una iniciativa que cuenta con el apoyo unánime del Gobierno de Canarias y de los europarlamentarios de las Regiones Ultraperiféricas Europeas.
Destaca también CanBIO, un proyecto cofinanciado por Loro Parque y el Gobierno de Canarias con 2.000.000 de euros para estudiar los efectos del cambio climático en el mar en la zona de Canarias y la Macaronesia. Gracias a él, dos estaciones permanentes de seguimiento de la calidad acústica submarina en el archipiélago –una ya en funcionamiento en la bahía de Gando, en Gran Canaria, y otra que lo estará a final de año en El Hierro- analizan la evolución del ruido en el tiempo, además de hacer seguimiento de los paisajes sonoros submarinos de Canarias.
Morgan: una historia de superación con final feliz
Fue el 24 de junio de 2010, hace ahora 10 años, cuando esta orca apareció en las costas de Holanda. Era apenas una cría y se encontró sola, deshidratada y desnutrida, casi al borde de la muerte. Gracias a que fue rescatada y a muchas personas que pusieron su empeño y su esfuerzo en que no tuviera un desenlace fatal, en unos meses logró recuperarse por completo en el Delfinario de Harderwijk, en Holanda.
Sin embargo, no se pudo encontrar a su familia, por lo que no podía ser devuelta al mar y solo había dos alternativas: la eutanasia o integrarla en un grupo de orcas bajo cuidado humano. Las autoridades holandesas, tras estudiar su caso, decidieron que el mejor lugar para ella era Loro Parque y el zoológico portuense aceptó su petición de ayuda.
Al poco tiempo, sus cuidadores detectaron que Morgan no respondía a estímulos sonoros y un grupo de expertos comprobó que estaba sorda, lo que le impediría cazar, orientarse y comunicarse en el mar. No obstante, para poder interactuar con ella, los entrenadores de Orca Ocean, en Loro Parque, idearon y desarrollaron un sistema de comunicación basado en luces único en el mundo.
Gracias a eso, Morgan pudo integrarse más fácilmente y ha logrado establecer vínculos sociales tan positivos dentro del grupo que, en septiembre de 2018, dio a luz a su primera cría, Ula, que es la más joven y está creciendo sana y fuerte. Hoy, ambas conviven en perfecta armonía con los demás ejemplares.
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