Más de 300.000 hectáreas de alto valor ecológico en el que el guardián de la dehesa, el toro bravo, convive con armonía y equilibrio con otras especies animales de singular belleza; ciervo, gamo, muflón, jabalíes... Pero ante todo, no podía ser un lugar emblemático donde escuchar sonidos únicamente de la madre naturaleza. Y es que junto al toro, es fundamental la existencia ornitológica; especies cuyas alas aletean sin cesar el himno del campo: zorzales, palomas torcaces, abubillas, perdices, codornices... grullas en su paso estacional...
La dehesa, que catalogada como espacio de alto valor natural, configura un ecosistema único en el mundo, siendo la encina y el alcornoque los ejemplares más característicos de la masa forestal por excelencia. Conversar del toro bravo y charlar de dehesa es hablar de un binomio fundamental que en la España Rural es sinónimo de ecología, biodiversidad, y establecimiento de trabajo fijo en el campo.
Una raza autóctona que ante el reto ambiental y el cambio climático es patrimonio cultural y ecológico; toro de lidia. Una ganadería sostenible que fomenta el empleo verde, dinamizando la economía del medio rural y que da lugar al empleo fijo, pues es de vital importancia conocer la profesión y dedicación de cada uno de los agentes humanos que intervienen en la ganadería del campo bravo: mayoral, pesonal de cuadras, veterinario, y sin lugar a duda, el ganadero, cuya global gestión y trazabilidad de la genética de la raza en la camada de bravo, es el gestor medio ambiental que no solo vela por el carácter ecológico del medio, sino también de la diferenciación de cada uno de las castas que perviven a día de hoy pastando en las inmensas praderas de dehesa; Vistahermosa, Vázquez, Jijona, Cabrera, Morucha castellana y Navarra.
España cuenta en la actualidad alrededor de 1.000 ganaderías de toro de lidia con un censo aproximado de más de 200.000 animales. la diferenciación de cada uno de los encastes procedentes de las castas fundacionales, tales como Santa Coloma, Albaserrada, Saltillo, entre otras, no solo son las protagonistas del campo bravo, sino que nos hacen ser los auténticos protagonistas del declarado Patrimonio Cultural Inmaterial; la tauromaquia. El arte de torear, que nos invita a la reflexión cultural entre la dehesa y el ruedo, como cita el Maestro José Antonio Morante de la Puebla, "soñar el toreo es aún más hermoso que torear".
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