¿Quién no se acuerda del Maestro Calatraveño? Entrevistamos a su hijo, Enrique, en un reportaje sin precedentes



Del albero al tendido, y de la barrera... a seguir forjando cultura. Sin duda, estamos ante la arena, lugar indiscutible donde se traza el arte, la tauromaquia. Y conversar de toros, no siempre tiene que ser con toreros y ganaderos; en la evolución de una familia existe el legado, y con él nos trasladamos a Madrid para descubrir la esencia y el legado de José Ruiz Baos "Calatraveño" a través de su hijo




En esta ocasión, como obsequio de Navidad a todos nuestros lectores, y además taurinos, no podría ser menos; entrevistamos a Enrique Ruiz, hijo del maestro José Ruiz Baos "Calatraveño". Arte, cultura, campo... toros. ¿Falta algún eslabón para hablar de tauromaquia? Sociedad, efectivamente, y en estas líneas vamos a descubrir a Enrique y a desengranar la historia del toreo a través de la figura de su padre "Calatraveño".


Querido Enrique, es un placer tenerte con nosotros, deseando que en tu hogar vaya todo como la seda, cambiando el percal de vez en cuando (risas) y de esta gran amistad que surgió hace ya unos años, queremos empezar con una palabra muy bonita, tauromaquia. Cuando hablamos de tauromaquia, nos vienen conceptos como bellas artes, cultura, sociedad ¿cuál piensas que es el nexo de unión entre todos ellos?

E.R.: En mi opinión, el nexo es la unión de todos esos conceptos en uno solo. Tanto dentro como alrededor de la tauromaquia encontramos representadas las bellas artes. Fuera de ella; la pintura, escultura, literatura, arquitectura, audiovisuales…. Dentro la plasticidad, la estética, la expresión corporal…… Tiene un halo tradicionalista desde la cría del toro bravo en el campo hasta su lidia en la plaza y la tradición, ya de por sí, es cultura. Por último, en lo relativo a lo social, la Tauromaquia no es excluyente; abraza todos los ámbitos sociales, uniendo en un mismo recinto al más humilde y al más poderoso.


Totalmente de acuerdo con las declaraciones que afirmaste hace días en Lanza Diario de La Mancha, cito textualmente "un gran toro sin torero no luce y un toro sin torero no transmite" ¿qué significa para ti el toro? ¿Y el toreo?

E.R.: El toro bravo es el animal más impresionante de la tierra. Une belleza y poder, como ese mar embravecido que admiramos atónitos desde la orilla, sabiendo que en cualquier momento te puede engullir, demostrando lo insignificantes que somos en este mundo.

El toreo es liturgia, es un camino de gloria y muerte, pero en sí, un camino de vida, porque aunque hay muerte en el hule, o con el toro rodando por el albero, esta se transforma en vida en el recuerdo de las gentes, en la posteridad, en la creación del mito.


Evidentemente, el toro no solo es el emblema de La Fiesta sino también de la ganadería en sí. Sin sacarte los colores y desde el buen sentido de la palabra ¿Cómo ves el futuro de la ganadería de la cabaña brava? ¿Qué impresión esperanzadora nos puedes comentar sobre su gestión desde la arquitectura verde de la PAC?

E.R.: El futuro de la cabaña brava es complicado. Vamos evolucionando al mono-encaste. Solo unos pocos aguantan, pero por ser hierros ya míticos. Y en este camino hacia esta única sangre Domecq, de procedencia Núñez, hemos visto desaparecer algunas importantes ganaderías, mientras otras han intentado adaptarse cambiando sus raíces por algo que es difícil de vender por exceso de oferta.

El día que vea a un político con una azada, igual mi visión cambia, aunque no me siento del todo capacitado para hablar de este tema. Si bien, lo poco que he leído es una apuesta por la ganadería extensiva, que es el sistema tradicional en este país; la calidad frente a la producción masiva. Ahora, el ser humano es como es y al igual que despotricamos de las empresas que tienen su fabricación en países donde los trabajadores carecen de derechos o que tienen niños cosiendo balones en Pakistán, luego compramos sus camisetas. Nos quejamos de los tomates de invernadero pero no queremos pagar lo que cuesta un ecológico.

Lo que es cierto es que la Política Agraria Común se creó para evitar hambrunas y mejorar el medio rural. Si bien en el primer objetivo se ha avanzado mucho, en el segundo, desde mi punto de vista se ha avanzado poco o nada. La despoblación sigue siendo el mayor de los problemas, arrastrando a otros como la sanidad o la educación, que a su vez, agravan más el primero. Creo que las medidas deberían estar más encaminadas a la mejora de la calidad de vida en el medio rural que a confirmar el buen funcionamiento de sistemas agrarios creados algunos en la Edad Media.


Comenzamos fuerte (risas) conversando de toros, ganaderías, pero nos viene una cuestión muy curiosa ¿con qué ganadería se identificaba tu padre? ¿Y tú?

E.R.: A él nunca le he escuchado decantarse por una en concreto. Eso sí, siempre ha mostrado un especial cariño por las de Laurentino Carrascosa, Samuel Flores o cualquiera del apellido Frías. Ahora, si bien hay una serie de ganaderías con las que consiguió triunfos especiales, como son Miura, Sánchez Fabrés, Guardiola o Aleas, creo que hay una en especial, muy ligada a sus éxitos, que es la de Isaías y Tulio Vázquez. Toros muy poderosos, de encaste Pedrajas a los que había que dominar, consentir, mandar... Todavía hay gente que recuerda una corrida de "tulios" que iba para Pamplona en 1975 y se lidió el 17 de agosto de ese mismo año en Tafalla, en la que Calatraveño le cortó  tres orejas a su lote. Ese día se sumaron un total de cuatro orejas y veinte varas, hoy impensable, incluso, para este tipo de ganaderías.

A mí siempre me han gustado los hierros de la familia Flores. Ese encaste Gamero Cívico, cada vez más raro de encontrar. Un toro capaz de contentar tanto al aficionado torero como al torista, de gran calidad para el toreo pero que no permite errores.


Desde que "Calatraveño", tu padre, tomó la alternativa en la tarde del 17 de agosto de 1968 siendo padrino Diego Puerta y como testigo Santiago Martín "El Viti" ¿Cómo era el toreo de "Calatraveño"? ¿Qué significado ha tenido para ti en la vida?

E.R.: Se dice que “de Despeñaperros p’abajo se torea y de Despeñaperros p’arriba se trabaja”. Calatraveño no tiene un corte artístico, para mí es un representante del toreo científico, de ese toreo que te exige ponerte en el sitio de la verdad, el de los cánones, el de citar de frente y bajar las manos. Le decía mi abuela Josefa: “Hijo, que no te pase nada pero a ver si puedes quedar por encima del toro” y él ponía todo lo que tenía y podía para que así fuera. Mi tío Santos siempre me comentaba que el problema de Calatraveño era que él se creía que lo importante del toreo era cortar orejas……

Independientemente de esto, Calatraveño no fue un torero más. Como ya comenté en el Diario Lanza, para muchos fue el cuento de la Cenicienta, el chaval que pasa de segar con hoz en Fernancaballero a salir por la Puerta Grande de Madrid. Puso a Bolaños de Calatrava en el mapa taurino de su momento y llevó el nombre de la provincia de Ciudad Real con orgullo por España, Francia y Portugal. Calatraveño fue un producto con Denominación de Origen La Mancha. 

En cuanto al significado que ha podido tener en mi vida, bueno, cuando ves que alguien hace las cosas bien, cuando ves que todo ese trabajo no sirve para nada, que por mucho empeño que pones el teléfono no suena, te desencantas, aunque hay que levantarse todos los días y seguir trabajando.


Permíteme, pero, humildemente hablando, con este gran legado ¿veremos continuidad con tu hijo el toreo de "Calatraveño"?

E.R.: Jajaja. Nicolás espero que sea un buen aficionado, si le gustan, que tenga un criterio propio y no se deje llevar por las opiniones de los demás.

Recuerdo que en una entrevista le preguntaron a mi padre por este mismo tema y él contestó que: “De todos mis nietos quizás el de mi Enrique”. Días después le pregunté bromeando por lo que había dicho y me dijo: “un hijo..., vale, un nieto, NO”. Aunque un día Nicolás me hizo saltar un par de lagrimillas durante una iniciativa, para mí brillante, antes de un mano a mano entre El Cid y Paco Ureña en Vista Alegre, con toros de Victorino. La mañana anterior realizaron unas actividades para niños que incluían un encierro con carretones, una clase práctica de recortes y otras de toreo de salón. La verdad es que pegó un par de buenos derechazos de la mano del maestro Enrique “Chapurra”.

Es una profesión muy difícil y no solo por el hecho en sí de torear o ponerte delante de un toro, sino porque no siempre depende de hacerlo bien y es muy fácil frustrarse. Recuerdo una tarde en la habitación del Hotel Wellington donde se vistió mi padre. Mi tía Eloísa de pie, mirando a la lejanía por la ventana, a mi madre sentada en la cama mirando al suelo, en silencio, ambas preocupadas, mientras mi padre lidiaba una de esas limpiezas de corrales que se hacían en Las Ventas al final de temporada, jugándose el seguir otro año o no. No se lo deseo a nadie, mucho menos a mi hijo.


No quería ponerte en un aprieto (risas), pero conversando sobre niños, promesas del toreo, juventud ¿qué papel juegan o deberían de jugar los más pequeños en cuanto a La Fiesta? Debemos de tener en cuenta que La Fiesta es una cultura que comenzó en el pueblo y es del pueblo; en base a esto ¿qué papel deberían jugar y transmitir mejor las zonas rurales?

E.R.: Los peques son la base de la fiesta. Decía una tarde Joselito, antes de una corrida: “Espero que cuando termine, los niños salgan pegando muletazos”. Indudablemente los niños buscan un espejo donde mirarse en sus familiares más cercanos o más queridos y es ahí donde tenemos que tenderles la mano para acercarles a La Fiesta, pero despacio y como un juego, no de una manera abrupta que llegue a asustarles. 

La Fiesta es del pueblo y para el pueblo, aunque hoy día, al igual que otros espectáculos, al convertirse en un negocio se ha perdido esa esencia. El papel de las zonas rurales es principal, ya que es el mundo donde se cría el toro bravo y donde empiezan a dar los primeros pasos los aspirantes a toreros, por eso es importante que en la organización de las fiestas siempre haya un hueco para ellos, ya sea en novilladas, suelta de vaquillas, clases prácticas...


Hablamos de Alberto Lamelas, le conoces bastante bien ¿Qué te llama la atención de él? ¿Cómo es su toreo?

E.R.: Honradez, humildad, pureza, respeto... A Alberto yo lo conocí de novillero y tenía algo especial, distinto al resto. Hoy es un torero que nunca te deja indiferente, siempre lo intenta, siempre da todo lo que tiene. Se ha forjado lidiando esos hierros que otros rehúyen, sin quejas, sin escusas. Aparte, es de los pocos que se pone en el sitio de la verdad. 


Me viene a la mente... ¿alguna referencia de tu padre de cuál era su torero más afín? Sólo si se puede. ¿Qué le llevó a tu padre ser torero?

E.R.: Igual que con las ganaderías, nunca ha mostrado una preferencia por uno u otro torero. Sí recuerdo comentarios sobre el saber estar delante del toro de Paco Camino o la izquierda poderosa de Carnicerito de Úbeda. Según él, la mejor que ha visto. Con Carnicerito, había una conexión increíble; tres tardes compartiendo cartel en Madrid un otoño, tres Puertas Grandes para Carnicerito y dos para Calatraveño. Después, Valdepeñas, Jaén, Barcelona..., lástima que la carretera nos robase esa continuidad.

Mi abuelo llevaba a mi padre, cuando era pequeño, a ver las corridas de toros en Almagro y fue allí, según me contó él, donde le empezó a picar el gusanillo del toro. Años después le dejan ponerse delante de una becerra en la finca “Pinos Bajos”, lugar al que se desplazaba con la familia para trabajar en labores del campo, en Fernán caballero, propiedad de la ganadería de Víctor y Marín. Es ahí donde empieza el camino, siguiendo las fiestas de los pueblos para poder torear en las becerradas y capeas, lo que le lleva a unirse a un grupo de feriantes. Una lucha constante hasta que, gracias al apoyo de Juan Pérez Ayala, Félix Rubio, Luis Sastre o Don Cecilio, entre otros y los ganaderos de la zona que le abren las puertas de sus plazas de tientas, un 15 de septiembre de 1964, debuta en la plaza de su pueblo.


Cuando hablamos del producto de la tierra, es, sin duda, los jóvenes de una región para torear en su zona y darse a conocer. España es un país fascinante, diversidad de pueblos con sus plazas de antaño, y a parte de los carteles de figuras del toreo ¿cómo piensas que podríamos mejorar esas zonas rurales, tomando como economía complementaria la realización de festejos populares?

E.R.: El toro atrae, ya sea en corridas de toros, como en encierros populares o festejos menores, donde se celebran siempre se acercan aficionados de la zona. Esa gente compra una entrada, se toma un café o una cerveza, come o cena, se queda en la feria..., en resumen consume ayudando a mejorar la economía de ese pueblo o ciudad. Un ejemplo lo tenemos en Pamplona y todo lo que se mueve en torno al toro durante San Fermín. Ahora bien, eso hay que cuidarlo, y mucho, para que siga funcionando año tras año y eso es trabajo tanto de los aficionados como de las autoridades. También ayuda la elaboración de carteles más coherentes, toreros y ganaderías de la zona que cobran menos pero que llevan más o menos seguidores, colaborando a mejorar el ambiente taurino.


Por cierto, el novillero que más te llama la atención ¿quién es?

E.R.: La verdad es que no sigo mucho a los novilleros, aunque de lo que he visto me parecen todos iguales. Todos quieren ser Ponce, Morante o Roca Rey, en vez de hacerse a sí mismos y buscar un toreo propio, con personalidad. 

Hoy la mayoría de los novilleros torean porque alguien, normalmente la familia, va poniendo dinero, provocando que el que llega lo hace por tener más patrimonio, no por méritos.


Desde que "Calatraveño" se cortó la coleta hasta el día de hoy ¿cómo ves el estado de la tauromaquia? Con el comienzo de este siglo XXI han surgido iniciativas institucionales como la Fundación del Toro de Lidia que meses atrás ha creado el Instituto Juan Belmonte, por otro lado la Unión de Criadores de Toro de Lidia recientemente ha presentado el proyecto Go Tauro ¿qué piensas de toda esta canalización, desde la vertiente cultural como ganadera, como impulso hacia el futuro de la ganadería de bravo y su cultura?

E.R.: Hoy el toreo se ha vuelto muy comercial, un toreo de masas y lo que es peor, en ocasiones extremista. Nos hemos acostumbrado a que nos digan qué es lo mejor, qué tenemos que comprar, qué tenemos que hacer, qué tenemos que pensar y hasta en una competencia absurda tenemos que elegir quién es el mejor de quienes nos dicen que lo son. El homo televidens recostado en su sofá, no tiene que pensar, solo elegir lo que más le agrada, lo que le place y todo lo demás sobra. Ahora me doy una vuelta por el Museo del Prado, observo un Rubens, un Goya, un Velázquez..., ¿de verdad tengo que elegir uno?, ¿no puedo tan solo sentarme y admirar todos? Parece ser que no.

A mi parecer, la Tauromaquia es lidiar al toro de la manera que él exige; el toro marca el camino. A día de hoy parece que solo existe una manera de torear a la que alguien proclamó como toreo moderno. No sé, para mí el toreo moderno es el que inventó el Sr. D. Victoriano de la Serna, que fue el primero que se atornilló los pies al suelo.

Indudablemente es importante para la Tauromaquia cualquier apoyo foráneo. En cuanto al tema gastronómico estamos hablando posiblemente de una de las mejores carnes de vacuno del mundo, ecológica y elaborada respetando al máximo el medio ambiente. 

La creación del Instituto Juan Belmonte, me parece un trabajo impresionante, pero hay que tener en cuenta que está enfocada a la gente que ya está dentro del mundo del toro, a aficionados, cuando a quien hay que llegar es al que lo desconoce.

También indicar que el mayor impulso que se le puede dar a la Tauromaquia es llenar las plazas, el cartel de “No hay billetes”.



Te consideras... ¿torero o torista?

E.R.: Ni lo uno ni lo otro. Creo que siempre debe haber un cierto equilibrio. Lo ideal, en mi opinión, es observar lo que ocurre en el ruedo y valorarlo en su justa medida. Admirar el temple de Curro Romero, el mando de El Cid, la lectura del toro que hace Ponce, las pinceladas de Morante, la verdad de Lamelas..., todo se puede saborear si no tenemos la cabeza contaminada por ideas preconcebidas. 

La balanza del toreo se inclina, poco a poco, hacia el lado del torero. El toro se crea cada vez con más calidad para este autodenominado toreo moderno, un toreo ventajista donde se mezcla el citar fuera de cacho con citar con la punta de la muleta, donde al toro se le recortan las distancias para no tener que engancharlo, donde se revienta al toro en el caballo para no tener que templarlo bajando la muleta, donde casi siempre se ponen pares de banderillas al quiebro ya que es el único que no te exige asomarte al balcón... y lo que es peor, donde la mayoría hace lo mismo por que le ha funcionado a alguien.  

Pero luego sale el toro-toro, el que pasa pero sabe lo que se queda atrás, el que dice “aquí estoy yo” y de una mirada te pide el carnet de identidad. El toro al que hay que dar distancia, taparse con los engaños, mandar, tragar... y para este toro todo eso no sirve, te hecha a los lomos en un abrir y cerrar de ojos, pero claro, entonces los toros no sirven. Efectivamente, no  sirven para esto que llaman el toreo moderno.



De la carrera artística de "Calatraveño" ¿con qué tarde te quedas?

E.R.: Sin duda la del 14 de septiembre de 1980 en las Ventas. Una corrida goyesca en la que confirmaba alternativa Antonio Sánchez Puerto completando la terna Gregorio Tébar “El Inclusero” con toros de Isaías y Tulio Vázquez. Recuerdo a mi padre dando la vuelta al ruedo con una berenjena en la mano mientras el público en pie gritaba ¡valiente, valiente, valiente! El día que el periodista Manuel López Camarena dijo de Calatraveño: “Se empapó el traje de sangre, sudor y honradez”.


Seguro que en tu hogar junto a tu familia, tendrás carteles, objetos, trastos de torear, todo relacionado claramente con "Calatraveño"... Si hablaras solo de una pieza, de la temática que sea, ¿con cuál te quedarías?

Sobre una estantería repleta de libros tenemos capote, muleta, estaquillador, estoque, montera, botijo y una figura cerámica de un maletilla; ésta, se la lanzaron a mi padre, durante una vuelta al ruedo, la primera vez que salió por la Puerta Grande de Las Ventas, como novillero. De Madrid, hizo el viaje hasta Bolaños, donde acompañó a mi abuela en sus últimos años de vida colocada sobre la televisión. Al fallecer Josefa, la estatuilla rehízo el camino para acabar en mis manos o mejor dicho en ese pequeño rincón dedicado a la Tauromaquia.



No te sonrojes, pero ¿cómo debería de ser el toreo? ¿Y el toro?

E.R.: El toreo, el Arte de la Tauromaquia, en mi opinión, es hacerle al toro la lidia que necesita. El toro marca el camino y el torero ayudándose de la técnica lo busca y si es capaz de encontrarlo conseguirá el éxito total; el triunfo de torero, toro y ganadero, el indulto, el objetivo final de la Tauromaquia. Esto requiere experiencia, requiere dedicación, entrenamiento y mucho sacrificio. Por ello, el torero tiene que ayudarse de los valores de la Tauromaquia: esfuerzo, exigencia, respeto, humildad, sinceridad, amor, paciencia...

El toro debe ser equilibrado y poderoso. Tiene que tener trapío y calidad para el toreo sin menoscabar su bravura, su poder. Pero estos últimos factores son imposibles de determinar antes de que el toro salga al ruedo. Un ganadero selecciona una corrida de toros pensando que puede funcionar, pero en realidad el comportamiento de un toro es una lotería. Un toro no se rige por las leyes de las matemáticas, tampoco por las de la genética, por ello se apuesta por la morfología que pueda ayudar a que el toro embista bien y ahí es donde entra el otro factor, el trapío.

Hoy hay una idea confusa de lo que es el trapío. Para algunos es muchos kilos y muchos pitones. A mí me enseñaron que el toro cornicorto es más certero porque ve lo que se lleva por delante y que parte del peligro del burel está en su movilidad, la cual está ligeramente regañada con el exceso de kilos. Creo que el toro debe dar miedo. Como ejemplos actuales podríamos poner los toros de Victorino o Adolfo Martín que muchas veces ni tan siquiera llegan a los quinientos kilos en Madrid y no escuchas ningún reproche. También, con otros encastes, los de Samuel Flores, Cuadri, Miura o Guardiola, que no necesitan llegar a los seiscientos kilos para provocar resoplidos en el respetable.



Independientemente de los jóvenes actuales que están en las escuelas taurinas, novilleros, toreros, rejoneadores, con la máxima de asistir a festejos, novilladas, corridas y rejones para seguir disfrutando y emocionándonos; si volviéramos unos cuántos años atrás, ¿qué cartel harías con un joven de escuela, novillero, torero y rejoneador? (risas) pero, ¿y un cartel para una corrida?

E.R.: No creo en las escuelas taurinas como única vía de aprendizaje. Puede ser una manera de meterte en el mundo del toro y de que alguien te guie al principio pero, sin duda, el torero de escuela que ha llegado a triunfar es porque se ha labrado un camino paralelo. ¿La mejor escuela? El Valle del Tiétar. 

Novillero: Alberto Lamelas, que sé que pasó y sigue haciéndolo, cerca del río Tiétar.

Matador: José Ruiz “Calatraveño”

Rejoneador: dudo entre la sobriedad de Pablo Hermoso de Mendoza y el espectáculo de Andy Cartagena.



Cartel de corrida de toros:

Plaza de toros de Ciudad Real

6 toros 6 de Samuel Flores y Manuela Agustina López Flores

Para:

José Ruiz Calatraveño, por su pureza y entrega

Paco Alcalde, por su toreo alegre, desenvuelto y en mi opinión el mejor en banderillas junto a Víctor Méndez

Antonio Sánchez Puerto, por su concepto artístico de la lidia



Finalmente, me permito la licencia de usar este momento para felicitar las Fiestas y desear salud a todos los lectores, en nombre de mi padre, José Ruiz “Calatraveño” y en el mío propio. 

Todo un honor, una entrevista sin precedentes y que augurábamos más que interesante, donde hemos visto a un Enrique puro, clásico, con mirada hacia el futuro donde la base fundamental para preservar la tauromaquia está en la calle, en los niños y jóvenes. ¿Veremos a Nicolás, hijo de Enrique, dentro de unos años en los ruedos? El tiempo lo dirá, lo que sí es, Nicolás, un niño inteligente con un gran futuro por delante. Transcribimos las palabras de Enrique y su padre, el maestro, Feliz Navidad a todos y que prime la salud en vuestros hogares.

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