Patrimonio Nacional, Cuarto Alto de los Reales Alcázares de Sevilla


En Sevilla, en el margen izquierdo del río Betis para los romanos y Guadalquivir para los árabes, se encuentran los Reales Alcázares de Sevilla, cuya configuración definitiva se debe a la época almohade (siglo XII), cuando se levantan las murallas que lo limitan. Dentro de este recinto existían diversos Palacios o “cuartos”; alguno de ellos desaparecidos y otros, en los que todavía se puede seguir disfrutando de su visita como es el caso del Cuarto Alto




Habitado por Felipe V durante el “Lustro Real”, y por Isabel II, Alfonso XII, Alfonso XIII y D. Juan Carlos I durante sus visitas a Sevilla





Crisol de estilos en sus estancias

En el Cuarto Alto se puede encontrar un crisol de elementos arquitectónicos: nazaríes, toledanos, califales y almohades, creando un laberinto ornamental que nos traslada al lejano oriente. Aparecen representadas y superpuestas todas las épocas, aunque predomina la imagen mudéjar y renacentista.

Ha sido y es actualmente la residencia oficial de los reyes de España cuando visitan Sevilla. Su uso está atribuido a Patrimonio Nacional y comprende diversas salas entre las que destacan: la cámara oficial o de audiencias, que conserva sus arquerías de yesería originales; el dormitorio del rey Don Pedro, una de las estancias del palacio mudéjar del siglo XIV que cuenta con un increíble artesonado; el mirador de los Reyes Católicos, de influencia granadina y con una de las mejores vistas de todo el Alcázar; y el magnífico oratorio de los Reyes Católicos, joya del inicio del renacimiento.

El Cuarto Alto sobrevivió a un terremoto y un incendio en la segunda mitad del XVIII que dañaron sus partes más antiguas conservadas, y a mediados del XIX se llevó a cabo en él una restauración –no concluida- que serviría de preludio a la llevada a cabo entre 1855 y 1857 bajo la dirección de Rafael Contreras.

Estuvo habitado entre otros por Felipe V durante el “Lustro Real”, y por Isabel II, Alfonso XII, Alfonso XIII y D. Juan Carlos I durante sus visitas a Sevilla. Es testigo de su paso el amueblamiento decimonónico, en el que destacan magníficos tapices de la Colección Real.

*  *  *

Comentarios