Patrimonio Nacional, Basílica de Nuestra Señora de Atocha


La Real Basílica de Nuestra Señora de Atocha es un lugar histórico de la ciudad de Madrid que ha albergado multitud de ritos y ceremonias, en su mayoría vinculados a la Corona. La Virgen de Atocha es considerada la patrona de la realeza española, que hicieron de ella su protectora, celebrándose en la Basílica bautizos y matrimonios regios, además de la visita de los actuales Reyes de España el día de su boda






La Basílica está situada sobre el antiguo convento de la Orden de Predicadores de Nuestra Señora de Atocha, que acogía a su vez la primitiva ermita-santuario que rendía culto a la Virgen, y que fue transformada en convento de dominicos por Carlos I en 1523, orden que lo regenta hasta el día de hoy.

Tras la remodelación que tuvo lugar en los siglos XVI y XVII, fue utilizado como cuartel durante la invasión francesa, produciéndose robos y destrucciones de incontables obras de arte. Tras la Guerra Civil todo el conjunto de iglesia y convento fue incendiado, reedificándose entre 1946 y 1951. En la actualidad es también una parroquia con el título de Nuestra Señora de Atocha, que mantiene viva su relación con la Casa Real, pues ante la imagen de la Virgen se encomendaron los recién casados Príncipes Felipe y Letizia, presentando también a las Infantas Leonor y Sofía tras su nacimiento.

Esta vinculación de la Virgen con la Corona se remonta a tiempos de Felipe II, cuando este monarca la llamaba la Patrona de Madrid y de todos los Reinos, por lo que solía visitar el santuario antes y después de cada batalla. Por su parte, Felipe III puso bajo su patronato real la iglesia y el convento de Atocha, y Felipe IV la proclamó protectora de la Familia Real y de la Monarquía española.

La imagen de Nuestra Señora de Atocha es una escultura de pequeño tamaño, en madera sin policromar, de estilo tardorrománico, fechada entre los siglos XIII-XIV, y enriquecida con joyas y diversos ornamentos aportados por sus fieles. De hecho, la Reina Isabel II atribuyó el haber salido ilesa de un atentado a un milagro de la Virgen, y regaló a la imagen dos coronas cuajadas de brillantes y topacios, con un rostrillo a juego, junto con el manto real de terciopelo y armiño bordado en oro. Estas joyas se custodian habitualmente en el Palacio Real de Madrid y se exhiben en ocasiones excepcionales.

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