La expresión "Inteligencia Artificial" ha sido elegida por la Fundación del Español Urgente como palabra del año 2022. Y es que es un hecho que, a estas alturas, no podemos concebir la innovación sin este modelo de analítica inteligente. A pesar de que la Inteligencia Artificial ya ha aterrizado en mayor o menor medida en nuestras vidas, esta tecnología nos brinda cada día más y más posibilidades
Y como seres humanos, tenemos ante nosotros la responsabilidad de establecer los principios éticos que deben regir sus actividades.
Información, instrucciones, parámetros, algoritmos, indicadores y datos conforman el universo de esta realidad tecnológica, que busca emular la mente humana, pero que, hasta la fecha, no puede reproducir de forma genuina la espontaneidad, la improvisación, la creatividad, ni tampoco las emociones.
Qué es y cómo funciona la Inteligencia Artificial
No solo se ha convertido en una tecnología que ya es imprescindible en muchos procesos del día a día, sino que también tenemos grandes expectativas en cuanto a que resuelva, o ayude a resolver, los grandes problemas de la humanidad.
La Inteligencia Artificial es la rama de la computación que se ocupa de replicar procesos cognitivos en las máquinas, es decir, las máquinas aprenden a realizar tareas y a mejorarlas a partir de la información que tienen, tal y como haría un humano.
Sectores tan variados como el de la sanidad, el transporte, el marketing, las finanzas o la agricultura, ya disfrutan de las ventajas de la aplicación de esta tecnología. Gracias a su versatilidad, y a su capacidad para facilitar procesos, es evidente que se está convirtiendo en un instrumento más que indispensable para la evolución de la sociedad.
Para que la Inteligencia Artificial funcione, necesita que se le proporcionen datos, el principal motivo por el que su desarrollo ha ido de la mano de otras tecnologías como Big Data, Internet de las Cosas o la red móvil 5G.
Del procesamiento controlado de la información (datos + algoritmos) es de donde esta tecnología saca los patrones de conducta que desarrolla con el tiempo. Así, la combinación de algoritmos y datos hace que este tipo de inteligencia aprenda automáticamente y posibilita el enfoque en una o varias tareas específicas.
Si bien es cierto que su ayuda es inestimable en aportar soluciones a problemas complejos, su uso es también muy cotidiano. Y es tal su potencial, que se estima que dentro de 5 años genere más de 400.000 millones de dólares, además de crecer a un ritmo de un 36% cada año, según un estudio de mercado de 'MarketsandMarkets'.
La inteligencia artificial, la gran aliada de la salud global en una pandemia mundial
¿Sabías que una de las primeras voces que alertó que una posible pandemia mundial se cernía sobre nosotros, fue una plataforma de inteligencia artificial canadiense llamada BlueDot? La salud es uno de los campos más prometedores para esta tecnología.
Prueba de estos avances es el ecógrafo pulmonar que desarrolla el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) para la detección y seguimiento del virus, un prototipo que ahora se encuentra en ensayo clínico y que se convierte en una alternativa a otras pruebas de diagnóstico de imagen, como la radiografía o el TAC.
Son muchos los proyectos de salud que incorporan Inteligencia Artificial en sus proyectos, como el del Instituto de Investigación Biomédica (IRB) de Barcelona (BoostDM), cuya misión es la de simular las posibles mutaciones de cada gen para un tipo de cáncer específico, lo que ayuda a entender cómo se causa el tumor a nivel molecular y puede facilitar tomar decisiones médicas sobre la terapia más adecuada.
La Inteligencia Artificial, la revolución del trabajo y la gestión del Talento
En el mercado laboral, las innovaciones en este sentido están de plena actualidad y ya funciona una aplicación que, sin interferir en la actividad profesional, utiliza esta tecnología para detectar señales fisiológicas (respiración, frecuencia cardiaca y sudoración) y prevenir el agotamiento/colapso de los trabajadores durante la jornada laboral.
La gran mayoría de expertos considera que la IA es actualmente el ámbito más novedoso para gestionar los entornos laborales y a sus trabajadores. Muestra de ello, es que el 40% de los departamentos de Recursos Humanos de las empresas grandes y pequeñas utilizan aplicaciones mejoradas con esta tecnología.
Por otra parte, el 32% de los departamentos de personal de las compañías tecnológicas y de otra índole están rediseñando sus organizaciones con ayuda de este tipo de tecnología para optimizar la adaptabilidad y el aprendizaje de los trabajadores.
Según señala el estudio 'AI at Work Study 2020', “las empresas que promuevan el desarrollo profesional de sus trabajadores con Inteligencia Artificial se van a ver beneficiadas”.
¿Tenemos una Inteligencia Artificial ética y responsable?
Y llegados a este punto, conviene puntualizar que, en el universo tecnológico con el que convivimos estrechamente, es imprescindible preservar los derechos fundamentales de las personas.
El catedrático de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial de la Universidad de Granada, Francisco Herrera, habla de una Inteligencia Artificial confiable, que debe basarse en tres pilares: el desarrollo de sistemas que cumplan la ley, la ética y un correcto funcionamiento de la tecnología, que contemple medidas ante cualquier efecto adverso.
A estos tres ejes, se suman otros siete requisitos imprescindibles en los sistemas inteligentes: intervención humana, robustez, gestión de la privacidad de datos, transparencia, diversidad y no discriminación, bienestar social y medioambiental y rendición de cuentas.
Los expertos en ética se encuentran abrumados ante lo que está por venir. Nunca la humanidad se ha enfrentado a retos tecnológicos tan grandes, es una cuarta revolución industrial que afecta a los valores esenciales.
La Inteligencia Artificial tiene que evolucionar siempre de la mano del ser humano y la privacidad es fundamental para el desarrollo de una sociedad digital inclusiva centrada en la ciudadanía.
La IA diseña una enzima que se ‘come’ el plástico en días
No es ciencia ficción, ingenieros y científicos de la Universidad de Texas han creado una enzima que puede descomponer en horas o días los deshechos del plástico, una materia muy barata de producir, pero difícil de degradar.
El mundo tiene puesto su foco en poner fin al consumo del plástico. Muchas empresas ya están eliminando este compuesto de sus cadenas de producción. Solo en un año, ocho millones de toneladas de plástico acaban en el mar. Y por este motivo, 270 especies se han quedado enredadas y más de 240 han ingerido plásticos, según recoge el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). Pero esto no es todo, un estudio demuestra que una persona podría ingerir 5 gramos de plástico a la semana.
La citada investigación se centra en el tereftalato de polietileno (PET), un polímero esencial que podemos encontrar en la gran mayoría de los envases de plástico de gran consumo. Dicho equipo científico ha creado un modelo de aprendizaje automático para desarrollar una serie de mutaciones en una enzima natural, PETasa, que permite que las bacterias degraden los plásticos PET. Así, estos plásticos se pueden descomponer por completo en monómeros en tan solo 24 horas.
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