Cuando se menciona Castilla, se evocan grandes campos de cereal y tierras áridas. Pero nada más lejos de la realidad. Y para muestra, la Alcarria Baja. En esta comarca se enclava Almonacid de Zorita, una localidad de 659 habitantes –de acuerdo a la última actualización del Instituto Nacional de Estadística (INE)– en la que se combinan –magistralmente– elementos naturales exuberantes con recursos históricos y patrimoniales con siglos a sus espaldas
De hecho, el casco urbano almonacileño estuvo amurallado durante siglos. Un monumento que –todavía hoy– se puede contemplar gracias a la pervivencia de dos de sus puertas. La de santa María de la Cabeza –al Este– y la de Zorita, al Oeste. Antiguamente, llegó a con cuatro accesos.
En su trazado urbano, una parada obligada es su plaza soportalada, que se constituye como una de las más bellas y singulares de la provincia de Guadalajara. En la misma, el caminante se puede deleitar con su fuente centenaria –de la que nunca ha dejado de manar agua–; con la torre del Reloj –que preside el conjunto–; o con la iglesia parroquial, dedicada a Santo Domingo de Silos.
El templo, de recia presencia, fue construido en el siglo XV, por lo que presenta elementos de transición entre el gótico civil isabelino y el renacimiento. En el interior del santuario se conserva El Cristo de la Buena Muerte –que se constituye como pieza gótica del siglo XIV–, así como un retrato de San Martín, ambas obras de gran calidad.
Sin embargo, el caminante no parará de sorprenderse con la riqueza patrimonial del enclave. A tan sólo unos pasos, se topará con el convento de los jesuitas. Se alza como un singular conjunto barroco que alberga varios edificios. Entre ellos, la ermita de la Virgen de la Luz, del siglo XVII. En su interior, se observan los escudos heráldicos de Goyeneche y marqueses de Belzunce, los frescos del presbiterio y los cuatro lienzos de los arcángeles en las pecheras.
El viajero también se deleitará con la Casa Palacio de la Condesa de San Rafael, un conjunto del siglo XVIII; el antiguo Humilladero, del XVI; la Casa del comendador, que se constituye como un palacete gótico; o el convento de la Concepción, del siglo XVI, que –inicialmente– fue habitado por monjas calatravas. Incluso, se podrá visitar la farmacia donde ejerció su profesión el literato León Felipe, cuya labor poética es reconocida internacionalmente.
Todo ello hace de esta villa un importante exponente del patrimonio y la historia de la Alcarria. Tal es la identificación de sus vecinos con la comarca, que el Consistorio ha impulsado el Centro de Encuentro de Literatura y Arte (CeLA), un complejo cultural en el que –en su segunda planta– se pueden conocer obras de diferentes artistas y creadores, todos amigos del premio Nobel Camilo José Cela. Entre ellos, Picasso, Miró o Rafael Alberti. Asimismo, el viajero también podrá empaparse con diferentes documentos, revistas y otros materiales artísticos y pictóricos relacionados con el literato gallego. De esta manera, "se refuerza el vínculo con el mencionado autor". Incluso, se ha querido dejar un espacio para recordar la figura de León Felipe, muy relacionado con Almonacid.
Pero la Alcarria es también naturaleza exuberante. En la localidad se puede disfrutar de una gran variedad de rutas de senderismo –por ejemplo, en la Sierra de Altomira– y de iniciativas de turismo activo. Además, no muy lejos de casco urbano se emplaza el embalse de Bolarque, un remanso de agua en pleno río Tajo que permite la realización de múltiples propuestas ambientales y náuticas.
Por tanto, dicho enclave alcarreño no sólo ofrece historia y patrimonio, dos elementos que –como se ha visto– son muy relevantes por sí solos. El caminante también cuenta con la oportunidad de disfrutar del entorno natural que circunda la localidad, y que destierra ese mito de la sequedad del campo castellano. En consecuencia, Almonacid de Zorita ofrece multitud de propuestas monumentales, culturales y medioambientales de primer nivel.
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