La iglesia mudéjar de Nuestra Señora de la Asunción de Arcicóllar (Toledo), declarada monumento histórico-artístico en 1982, atesora "un excepcional y desconocido" conjunto pictórico mural realizado en torno al año 1500
Según aseguran en nota de prensa desde Pequeños Arqueólogos, "nuestros pueblos albergan un riquísimo patrimonio, en muchas ocasiones desconocido y poco valorado, realizándose en ellos de forma frecuente el hallazgo de nuevas joyas patrimoniales de gran valor histórico y artístico".
Uno de estos últimos hallazgos ha tenido lugar en la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Arcicóllar (Toledo), en la que tras su retablo mayor se ha confirmado la existencia de un importante conjunto pictórico mural bajomedieval ubicado en el ábside románico mudéjar.
El pasado mes de julio, Ignacio López, párroco de Arcicóllar, y el arqueólogo camarenero Rubén Pérez, que tenían noticia de la existencia de restos pictóricos, consultaron la opinión profesional de los profesores Santiago Manzarbeitia y Fernando Pérez Suescun, del Departamento de Historia del Arte de la Universidad Complutense de Madrid, quienes tras una detenida exploración y estudio, han llegado a la conclusión de que dichos restos forman parte de un conjunto pictórico mural con entidad propia y mucho más amplio de lo que los aislados restos conocidos hacían pensar.
Las escenas identificadas, en torno a la representación axial de la Asunción de la Virgen a los cielos (advocación histórica del templo) por los ángeles, corresponden al ciclo de la Natividad, reconociéndose al menos, no sin cierta dificultad, la Anunciación, la Visitación y la Epifanía o Adoración de los Magos, a las que hay que sumar un panel anexo con una espectacular representación del apóstol Santiago como caballero o Miles Christi, ataviado con el hábito de la Orden de Santiago y enmarcada por una inscripción de carácter votivo.
El estilo pictórico se caracteriza por un grafismo negro que delinea las figuras, resaltadas ocasionalmente con campos de color rojo, ocre y blanco para ciertos detalles. El estilo, marcadamente lineal, el programa iconográfico y la grafía de la inscripción hacen pensar en una fecha de realización en torno al año 1500.
Las pinturas están parcialmente ocultas por un enlucido de cal que se ha venido desprendiendo con el tiempo, siendo necesaria una intervención que elimine dicho enlucido, así como una limpieza superficial y consolidación que permita una adecuada restauración y conservación. La intervención sin duda dejaría al descubierto la totalidad del conjunto, permitiendo hacer una lectura completa de su iconografía y un estudio más pormenorizado del estilo y la filiación artística.
Este tipo de retablos murales fueron un recurso habitual para los templos rurales durante la baja Edad Media por su rapidez de ejecución y economía de la técnica pictórica mural, siendo posteriormente encalados y ocultados por retablos de madera con tablas pintadas en años posteriores.
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