Primeramente, pudieron profundizar en el conocimiento de la cultura del vino en La Mancha a través de su historia y tradiciones, visitando su edificio y el Centro de Interpretación del Vino ubicado en la propia sede del Consejo Regulador, donde además mostraron un grato interés por los juegos interactivos, que sirvieron de base para calibrar sus sentidos en la posterior cata.
Taller de aromas y catas adaptadas
Guiados por María Trujillo, corresponsable del Panel de Cata del Consejo Regulador, los participantes de la ONCE también participaron en la experiencia sensorial con diferentes talleres de entrenamiento organoléptico. Su discapacidad visual no fue impedimento para que pudieran disfrutar y distinguir los diferentes aromas presentes en vinos como un blanco airén, o diferenciar, respectivamente, los matices táctiles de sendos tintos tempranillo, joven y crianza. En palabras de Manuel Peinado, “una experiencia sensorial especial y única que nos ha dejado muy satisfechos, amenazando con volver”, bromeaba el consejero provincial de Ciudad Real en la agencia ONCE- CLM.
Para el Presidente territorial de la ONCE en Castilla-La Mancha, José Martínez, “la experiencia ha sido muy enriquecedora ya que permite conocer la importancia de un producto tan popular y cotidiano en nuestra comunidad autónoma, que a veces pasa desapercibido pero donde deberíamos ponernos más las pilas, y aprender más sobre su historia y tradiciones, como parte de la Dieta Mediterránea”.
De esta manera, la sede del Consejo Regulador, integrada en la Ruta del Vino de La Mancha, se abre como un recurso un más dedicado al enoturismo, que acerca la cultura del vino en moderación para ser disfrutada sin barreras.
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