Arranca la Feria de Abril, y con ella, nuestro CEO Isidoro Benítez canta una oda a Sevilla


El toreo es una inspiración al instante que no tiene pausa; una tarde vestida de Nazareno y Oro cuya procesión comienza en el Baratillo hacia la capilla Maestrante, lugar de culto donde se cambia la seda por el percal, Dios mediante y ante la atenta mirada del Gran Poder y la Esperanza Macarena. Y en el albero... la Virgen de los Reyes esboza su sonrisa en el paseíllo al cruzar las dos líneas que separan los medios de las tablas





Redacción |

Hay luna llena; latente como ella sola. Con su lucero que alumbra la Madrugá al abrigo de la luz de los faroles. Ya no hay Calvario, el Señor de Sevilla se inspiró cruzando miradas de arte y belleza, Jesús emprendió sus Tres Caídas frente al derrote del jinete de Triana. Y la Esperanza... llora en desconsuelo brotando lágrimas del cielo.

Y la tierra está mojada; el campo se orea. Huele a hierbabuena y azahares, ¡qué bonitos están los olivares! 

Al abrigo del Guadalquivir, frente a ese puente con filigrana de loza, por donde pasó hace tiempo ese romano a lomos de la yegua Pura Raza Española enjaezada y con las riendas de cuero... Hubo la última agonía que encarnó la Expiración ¡Ahí está mi Cachorro del alma! - ¡Qué Imagen más bonita mi arma! 

Y Sevilla es única; culto que desprende del interior buscando magia y duende en el lienzo de un toro pintado sobre el albero y su relejo sobre las maderas de su plaza. El incienso cambia de tercio, y el Nazareno deja el capirote por el cojín de albero y caldero.

Aroma de hierbabuena, perfume de azahar, sabor de Feria y color amontillao'. Y la arena... como si fuera un Fino Manzanilla con sus anillos rojo caldero; copa donde reside el arte y aplomo. Suena Maestranza en el templo maestrante de Caballería a orillas del Guadalquivir, frente al barrio de Triana cubierto de loza; lugar en el que la Esperanza... llora tres veces

Se paran los relojes, es un momento; tan sólo un instante en el que se templa el percal volando sobre el albero, la muleta traza una flor de azahar en la arena... Con aroma de Caseta y sabor de Manzanilla vestida de gitana. La profundidad se alarga cargando la suerte en pierna contraria; anclado sobre el suelo, humillando y buscando una embestida con duende.

Ángeles que bajan del cielo, cubren la Real Maestranza de Caballería de Sevilla con plumas de seda blanca y el azul añil para honrar al toroabriendo la Puerta del Príncipe.

Se moldea la herradura en la llama latente; forja a fuego. Incandescencia para los cascos. Y sale un jinete del barrio de Triana con sus zahones de cuero a galope por el puente de loza; demostrando el tranco exponiéndose de frente al toro, cambiando de manos, al paso español, enseñando la grupa a la res brava... con castañetas en las crineras.

Identidad de feria; de color buganvilla, hay sabor de Palo Cortao', aroma de flores de primavera y perfumes en las calles de la antigua hispalis y sus plazuelas. No suena la trócola, el caballo le da distancia al astado, se oyen los rejones silbar al viento con el ramo de flores que equidista del morrillo. La cabezada se descuelga para rendir al toro; Sevilla... Adquiere nombre propio; Arte ecuestre.

Hay un Palio en la Maestranza; barrotes de forja que se abren ante el Príncipe que pasa por el dintel directo a su puerta. ¡Resurrección en el albero! Esa tierra empujá' por el agua y silbada por el viento, donde hay valor y entrega. Se santigua; ya después sonrió el aroma de Feria con sabor a campo, pasos de caballos y perfume de mujer con su catavinos de Fino pausado sobre su velo de flor.


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