Las inclemencias meteorológicas impidieron que el festival de cierre de la temporada hispalense se pudiera celebrar en la emblemática fecha del 12 de octubre. Pero no cabían más opciones y el evento –así lo decidieron sus organizadores y beneficiarios- se ha podido trasladar piedra a piedra hasta este esplendoroso domingo otoñal que se ha librado del agua salvadora por escasas jornadas. Los pronósticos meteorológicos no hacen temer ningún contratiempo y el cartel permanece intacto, incluyendo la inevitable sustitución de Morante que lleva sin asomarse a un ruedo desde el pasado 31 de agosto en Palencia ante la recaída de los trastornos psiquiátricos que han condicionado toda su campaña y ya le impidieron estar presente en la tercera corrida de la Feria de San Miguel que cerraba el abono.
Así que todo está listo y preparado –el festejo comienza a las 17.30- para que los matadores de toros Diego Urdiales, El Cid –entró a útima hora por Morante-, Daniel Luque, Oliva Soto, Pablo Aguado y el novillero Javier Zulueta hagan el paseíllo vestidos de corto para estoquear las reses reseñadas de las ganaderías de Núñez del Cuvillo, Fuente Ymbro, Zacarías Moreno, El Parralejo, El Vellosino y Jandilla si no hay contratiempos en los corrales que sí los habrá.
Todo es por una buena causa; en realidad por dos. El evento, siguiendo la estela marcada por la Macarena en 2018, está organizado a beneficio de las obras sociales y asistenciales de la Hermandad de los Gitanos y la asociación Nuevo Futuro y ha dotado de un nuevo contenido taurino una fecha, la del 12 de octubre, que había languidecido hasta desaparecer de los planes de la empresa Pagés. La corporación de la Madrugada sevillana empleará los fondos obtenidos en atender a personas con riesgo de exclusión social del Polígono Sur. Nuevo Futuro, por su parte, podrá mantener un piso tutelado para mayores de 18 años. Para el año que viene, por cierto, ya sonaría otra torera corporación del Miércoles Santo…
Pero este festival, que ha contado con la coordinación de Juan Antonio Ruiz Espartaco –que se ha llevado más de un quebradero de cabeza en la confección del cartel- y la colaboración desinteresada de la empresa Pagés, adquiere un matiz especial al concebirse como un gran homenaje a Curro Romero en un ruedo, el de la plaza de la Maestranza, en el que ha escrito la línea argumental de su singular historia taurina.
La presencia del Faraón de Camas en el coso del Baratillo a punto de cumplir los 91 años adquiere un matiz histórico y, de alguna manera, simbolizaría un reconocimiento de toda la profesión que se sumaría a la larguísima lista de reconocimientos oficiales y sentimentales que el camero ha ido cosechando desde que decidió marcharse del toreo por sorpresa después de torear en La Algaba el 22 de octubre de 2000, hace 24 años casi exactos. Esa temporada había pisado el ruedo maestrante por última vez vestido de torero. Fue el 2 de mayo de aquel año que liquidaba un siglo. El Faraón de Camas hizo el paseíllo junto a Curro Vázquez y Finito de Córdoba -que cosechó su mayor triunfo en Sevilla- para estoquear una corrida de Juan Pedro Domecq. Entonces no se podía saber que era la última. Aún estaba anunciado en San Miguel pero la cascada de caídas de los carteles, incluyendo a Romero y Morante, acabaría impulsando la organización de aquel festival organizado en la plaza de La Algaba a beneficio de Andex que acabaría siendo el escenario del adiós definitivo a la profesión.
24 años después recibirá el homenaje en un festejo que servirá para cerrar una temporada incierta marcada por el eclipse de Morante de la Puebla, cargado de incertidumbres para su inmediato futuro profesional y, sobre todo, para su propia vida personal que debe anteponerse sobre cualquier otra circunstancia. En las páginas de Diario de Sevilla analizaremos en los próximos días las circunstancias, los condicionantes y los resultados de la campaña que quedó atrás, con sus triunfos, sus fracasos y hasta sus olvidos. Quedará cerrada simbólicamente en las últimas horas de la tarde de este domingo de otoño con ese largo clarinazo que anuncia el tercio de muerte de la última res que se lidiará en 2024 hasta el próximo domingo de Resurrección que vuelva a abrirse la cancela de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla.
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