Pero primero... el deber, la necesidad de postrar las rodillas y rendir respeto y honor a ti, Santísima Virgen de la Cabeza, que desde tu alto Santuario, laureado y castrense, bendices todo suelo que tu mirada endulza, y nos haces dignos de alcanzar tus mercedes en el servicio de una caballerosa regla de intemperies; el lance más hermoso, el mayor trofeo... tu bendita imagen en lo más profundo del corazón.
Pero primero... el deber, la necesidad de postrar las rodillas y rendir respeto y honor a ti, Santísima Virgen de la Cabeza, que desde tu alto Santuario, laureado y castrense, bendices todo suelo que tu mirada endulza, y nos haces dignos de alcanzar tus mercedes en el servicio de una caballerosa regla de intemperies; el lance más hermoso, el mayor trofeo... tu bendita imagen en lo más profundo del corazón.
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